«Por esto es por lo que vivimos, por estos momentos, para jugar en estas situaciones. Quinto partido, en casa, supongo que toda la pasión sale en estos instantes», declaraba emocionado el base autraliano Patty Mills, después de que los San Antonio Spurs sobrevivieran a la lesión de Kahwi Leonard y establecieran el 3-2 en su eliminatoria ante los Houston Rockets, al imponerse por 110-107 en la prórroga.

Después de la lesión de Tony Parker, que no podrá jugar lo que resta de play offs, los pupilos de Gregg Popovich solo necesitaban que su jugador franquicia se torciera un tobillo al pisar accidentalmente a James Harden. Leonard, con todo, sumó 22 puntos y 15 rebotes, pero su tobillo le impidió estar presente en los instantes de la verdad.

Y en esos momentos emergieron jugadores como Manu Ginóbili, rejuvenecido autor de 12 tantos, entre ellos la bandeja que elevaba el empate a 101 con el que terminaban los 48 minutos de rigor. También destacaron Mills, con 20 puntos, y Green, autor de un triple y un posterior «dos más uno» claves para situar el definitivo 110-107 en el luminoso.

De nada sirvió el triple doble de James Harden, con 33 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias, o el partidazo de Beverley y Anderson.

La leyenda del «narigón»

Con 110-107, los Rockets aún tuvieron una oportunidad, después de ganar un salto entre dos a 10 segundos. Harden recibió el balón y dribló a Ginóbili, y se disponía a lanzar el triple que forzase la segunda prórroga cuado...

...Cuando el «narigón» Ginóbili voló desde atrás para colocarle un gorro que puso al AT&T Center en pie. A sus 39 años, los mejores días del argentino ya son historia, pero el corazón de un campeón jamás se rinde, y el de Bahía Blanca es un campeón con todas las de la ley, volviendo a sacar lo mejor de sí cuando más lo necesitaba su equipo.

«Manu nos cargó en sus espaldas. Mostró el camino sin Kawhi. Tuvo una actuación del Manu de años atrás. Fue vital para nosotros». Palabra de Gregg Popovich.