SASKI BASKONIA 88

UNICAJA 82

Puede hablarse del duelo anotador entre Timma y Waczynski, ambos haciéndose daño mutuamente en ataque y clavándolas de tres en tres. Pero la diferencia más clara estuvo en el gran cuarto final de Johannes Voigtmann. Cuando el alemán saca su mejor juego –algo que se vio al inicio y al final, pero no tanto entre medias–, Saski Baskonia juega como para poder soñar.

Unicaja puso las cosas difíciles, sin rendirse pese a caer 27-12 en el primer cuarto. Pero se toparon con la mejor versión del pívot alemán, que volvió a mostrarse como un jugador total de quien siempre se espera un nivel similar al de ayer.

No podía empezar mejor el partido, hasta el punto de obligar a Joan Plaza a pedir tiempo muerto con 16-6 en el marcador. En total, 6 de 8 en tiros de campo y seis asistencias –4 de ellas de Voigtmann– en medio cuarto, ante un cuadro malagueño en el que Nedovic, tocado del tobillo, sufrió en la defensa de Beaubois. Kevin Jones le dio cierto empaque físico al juego defensivo gasteiztarra, al punto de arrollar a Unicaja por 27-12 al final del primer cuarto.

Pero el segundo paralizó por completo a los gasteiztarras. Los baskonistas relajaron su juego y Unicaja halló en Waczynski y en los robos de balón su mejor reconstituyente. Timma seguía con el punto de mira afinado, pero el juego colectivo bajó de nivel, y el 41-36 del receso daba la sensación de suponer una oportunidad de victoria para el conjunto andaluz.

Duelos al sol

El tercer cuarto comenzó peor, con un parcial de 0-8, que adelantó a Unicaja. Por momentos Saski Baskonia estuvo contra las cuerdas, aunque gracias a la segunda entrada de Granger, Saski Baskonia logró adelantarse 59-56 al final del cuarto.

Al final llegaron los duelos al sol. Timma y Waczynski por un lado; Brooks y Shengelia por el otro... Pero fue Voigtmann, sublimando su gran final con un robo culminado en mate a la contra, quien marcó la frontera entre la victoria y la derrota ante un Unicaja duro hasta el final.

«Un triunfo del corazón, pero no de la táctica»

Contento con la victoria, pero autocrítico, Pedro Martínez puso más mérito en sus jugadores que en sus planteamientos. El preparador barcelonés definió el triunfo de ayer como un logro que vino «del corazón, pero no de la táctica».

«Hemos empezado espléndidamente, pero no hemos sido capaces de mantener el ritmo. Y aunque lo hemos ganado, lo hemos logrado con mucho sufrimiento, en especial en la segunda mitad. Nos ha costado tener frescura para mover el balón. Hemos acabado ganando por corazón, que no por táctica», subrayó el técnico gasteiztarra.

Reconoció que «tenemos que intentar mejorar nuestra consistencia en defensa y a la hora de mover el balón». Pero al mismo tiempo admitió estar «muy contento con la personalidad del equipo. Cuando Unicaja se pone cuatro puntos arriba, hay que tener una buena mentalidad para evitar que te saquen del partido y el equipo lo ha tenido».A. G.