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DETROIT

El sector del automóvil pierde empleos en EEUU pese a Trump

Un año después de haber apretado las riendas a los grandes fabricantes de automóviles y haber obtenido de ellos promesas de que harían nuevas contrataciones en EEUU, ¿ha logrado Donald Trump salvar empleos en un sector afectado tanto por la robotización como por la deslocalización? Por el momento, la respuesta es “no”, aunque las últimas medidas aprobadas por el Congreso pueden empezar a dibujar un nuevo escenario, según concluye AFP.

En vísperas de la apertura del Salón del Automóvil de Detroit –que se prolonga del 13 al 28 de enero–, el presidente estadounidense, elegido con la promesa de preservar los empleos industriales, se atribuyó como un éxito propio la reciente decisión de Fiat Chrysler de repatriar la producción de su muy rentable pickup Ram 1500, que puede dar lugar a la creación de 2.500 empleos en EEUU.

«Gracias Chrysler, una decisión muy acertada. Los electores de Michigan están muy contentos de haber votado por Trump-Pence. Muchas otras [noticias] están al llegar», tuiteó Trump. El aludido Mike Pence es el vicepresidente estadounidense.

Si bien no se puede descartar que otras grandes compañías sigan los pasos de Fiat Chrysler, el escenario social es mucho más complicado en su conjunto, tal como señala el periodista de AFP Luc Olinga desde Detroit.

El sector (incluyendo la fabricación y el equipamiento) ha perdido empleos en el último año: a finales de noviembre pasado contaba con 783.200 personas, frente a las 788.900 de finales de diciembre de 2016, según datos de la Oficina de Estadísticas de Empleo (BLS).

«El empleo en el sector del automóvil estadounidense bajó ligeramente el año pasado. Las ventas y la producción también descendieron. Y el empleo está estrechamente ligado a la producción», indica Kristin Dziczek, experto del Centro para la Investigación en Automoción.

En marzo, General Motors había prometido, bajo la presión de Trump, la creación de 900 empleos en los doce meses siguientes. Aunque el primer constructor estadounidense dice estar en el buen camino para cumplir su palabra, sus efectivos han disminuido, para caer hasta los 52.000 empleados a jornada completa contra los 55.000 de un año antes.

«Este descenso es debido a las medidas que hemos tomado en algunas plantas en 2017 para adaptar la producción a los cambios observados en el mercado de los pequeños automóviles», explica a France-Presse Patrick Morrissey, portavoz de GM. «Los gustos de los consumidores han cambiado: se alejan de los autos pequeños en favor de los crossovers y las pickups», confirma Dave Sullivan, experto del portal AutoPacific.com.

Incertidumbres

Estos cambios han tenido notables consecuencias sobre el empleo, puesto que han conducido a los “Tres Grandes” (GM, Ford y Chrysler) a tomar medidas de austeridad, como el desempleo técnico y la reducción de efectivos en algunas factorías.

Este ha sido el caso de las plantas de GM en Lordstown (Ohio), donde se fabrica la Chevrolet Cruze, y de Grand River (Michigan), que fabrica los Cadillac CTS y ATS, y los Camaro. Por su parte, Ford ha renunciado a su promesa de fabricar el Focus en EEUU y va hacerlo en... China.

«No hay duda de que la Administración Trump ha incluido en su agenda las cuestiones relacionadas con la producción industrial, como la reforma fiscal, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte... Pero la mayoría de estos problemas aún no han sido solventados», comenta Keith Belton, profesor en la Universidad de Indiana.

«Hay constructores que importan vehículos fabricados en el extranjero, como el Ford EcoSport desde India. El Focus llegará desde China. Ford fabricará en México vehículos cuya producción estaba destinada a una planta de Flat Rock, en Michigan», añade Sullivan.

Además, las importaciones de vehículos fabricados en China, México e India han aumentado. Las exportaciones de México, con un débil coste de la mano de obra, hacia EEUU se han incrementado en un 9,4% durante 2017, según datos oficiales.

Una nueva dinámica se dibuja para los próximos meses en razón de la bajada de impuestos a las empresas adoptada recientemente y de las negociaciones en curso con Canadá y México.

«La incertidumbre sobre el libre cambio, sobretodo en torno al TLCAN, podría incitar a algunas empresas a repensar su estrategia», señala Rebecca Lindland, de Kelley Blue Book.

Una bonanza sin precedentes para un «novato»

Desde que asumiera el cargo, el 20 de enero de 2017, Donald Trump ha presidido las condiciones económicas más boyantes que haya vivido cualquier presidente de EEUU durante su primer año de mandato. No obstante, como indica Graphic News, su bajo índice de popularidad podría evitar que rentabilice esta bonanza en las elecciones de medio mandato, que se celebrarán el próximo mes de noviembre.

En estos doce meses, Trump ha visto cumplidos algunos objetivos sustanciales: la aprobación de un importante recorte fiscal, el nombramiento del conservador Neil Gorsuch como juez de la Corte Suprema y la derrota del Estado Islámico en Siria e Irak. Y pese a ello, el grado de aprobación de su labor en la Casa Blanca, evaluado por Gallup, continúa por debajo del 40%, el más bajo desde el que obtuvo el presidente Bill Clinton en 1993.

Así, el Congreso ha aprobado la reforma más radical del sistema impositivo de Estados Unidos en los últimos 30 años, reduciendo la tasa del impuesto de sociedades del 35% al 21%. A raíz de esta modificación, Apple ha indicado que pagará cerca de 38.000 millones de dólares (31.100 millones de euros) en impuestos sobre los ingresos que obtiene fuera de EEUU, que alcanzan los 250.000 millones de dólares.

Además, EEUU finalizó 2017 con más de 1.8 millones de nuevos empleos, aunque ese crecimiento está por detrás del alcanzado en cinco años de la etapa de Barack Obama.

Y la llegada de Trump ha provocado un aumento en los valores bursátiles cifrado en 5.400 millones de dólares.GARA