Los Grey y su última cita de San Valentín

No falta ya nadie por hacer la broma fácil de la liberación que va a ser para todo el mundo el estreno de “50 sombras liberadas”, porque con esta tercera entrega se cierra ya la trilogía cinematográfica basada en las millonarias novelas de E.L. James. El final supone un descanso no solo para el sufrido público, masoquistas aparte, sino también para el propio equipo contratado por el productor Michael De Luca, quien ha hecho menos dinero con los Grey del que en un principio había calculado. A pesar de los 571 millones recaudados por la primera entrega, la siguiente ya bajó a los 381, y se calcula que la definitiva sumará todavía menos en la taquilla internacional del Día de San Valentín.
La pesadilla se termina para la pareja estelar, pues son de sobra conocidas las desavenencias entre Dakota Johnson y Jamie Dornan, molestos cada vez que tenían que rodar otra de las aburridas y forzadas escenas eróticas. Cómo habrá sido la cosa, que el actor recuerda como el momento más emocionante del rodaje de “50 sombras liberadas” cuando en la playa de Niza tuvo que salir del agua en bañador a lo James Bond, sin poder caminar en línea recta porque tenía que ir pisando piedrecitas, hasta que ya por último se tuvo que calzar unas chancletas.
Y otro que no va a echar de menos las adaptaciones de E.L. James es el veterano director James Foley, al que no le queda otro remedio que añorar sus buenos tiempos en los que le ofrecían para llevar a la pantalla materiales de prestigio como la obra teatral de David Mamet “Glengarry Glen Ross” (1992). Ha tenido que pasar ahora por el bochorno de las ocho nominaciones a los antipremios Razzie acumuladas por “50 sombras más oscuras” (2017), sin que el mal trago no pase más rápido por las prisas al reunir las producciones de las dos últimas partes en una sola.

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