Pablo GONZÁLEZ
Moscú

La mayor «hermandad» de los aficionados del Spartak visitará Bilbo

Se prevé que al menos unos 300 aficionados pertenecientes a «Fratria», el mayor grupo organizado de la afición del Spartak, se desplace junto a su equipo al partido de la Europa League. Algunos ya han aterrizado en Gasteiz y, con ellos, los primeros altercados.

Los hooligans rusos, los aficionaos ultras del fútbol, le han tomado el testigo a los ingleses como los aficionados más problemáticos del viejo continente. Ellos fueron la gran novedad que irrumpió en la Eurocopa de 2016 en la ciudad de Marsella antes del Inglaterra-Rusia. En esa ocasión, unos 300 ultras rusos se enfrentaron dentro y fuera del estadio a miles de hinchas ingleses, obteniendo lo que ellos consideran una victoria, y haciendo realidad una derrota para el fútbol en general.

¿Son tan fieros los aficionados ultras rusos? Es difícil contestar a esa cuestión sin entrar en sensacionalismos típicos de medios generalistas. Por un lado sí, son organizados, tienen buena financiación, unidad interna y mucha experiencia. La cara de la moneda es que sus motivaciones son algo diversas y desligadas del mundo de fútbol, tal y como lo entendemos en Europa Occidental. Además no suelen buscar pelear por pelear, sino que defienden lo que ellos entienden por el orgullo de su club y país.

La mayor de las agrupaciones de aficionados del Spartak de Moscú se denomina “Fratria”, hermandad en griego. Creada en 2005, aunque se basa en la tradición de la hinchada del Spartak de principios de los años setenta, esta agrupación es la mayor de su clase de Rusia. No es una organización monolítica, sino la unión de más de una decena de grupos de aficionados, algunos más radicales, como los grupos The Union, Gladiators Firm, Independent Crowd, Boxer's Team, y otros, la mayoría, simples uniones de aficionados. Cuenta en sus filas con más de 10 mil seguidores. Están más organizados que una hinchada normal, tienen sus propios canales de comunicación en la mayoría de redes sociales, tienen un servicio de prensa, organizan viajes con su equipo operando casi como una agencia de viajes y tienen unas claras normas de comportamiento para sus seguidores.

¿Se puede decir que son ajenos a la política? Desde luego que no. En 2010 cuando en Moscú unos ciudadanos de la Federación Rusa originarios del Cáucaso asesinaron a un aficionado del Spartak, “Fratria” protagonizó las mayores protestas que se habían conocido hasta entonces en la Rusia gobernada por Vladimir Putin. Son nacionalistas, defienden ciertos valores cristiano-ortodoxos genéricos y su patria rusa en su interpretación. Sus clubs hermanos son ante todo el Estrella Roja de Belgrado y el Olimpiacos griego. Comparten con ambos colores, rojiblancos, y religión cristiano-ortodoxa.

Viajan en grupos separados

Seria difícil calificarlos de neonazis, aunque elementos de esta clase sí están presentes entre sus filas, aun así, en cantidades muy pequeñas. La propia “Fratria” en más de una vez se ha expresado en contra de toda simbología nazi y similar. Tampoco seria correcto del todo decir que se han posicionado en el bando ucraniano en la guerra del Donbass, como afirman algunos organizaciones. Es muy superior el número de seguidores que han luchado por Donetsk y Lugansk que los ultranacionalistas que hayan ido al bando ucraniano. De estos últimos, no hay constancia de que ninguno sea miembro de grupos ultras del Spartak.

Como tal, “Fratria” no organiza una salida a Bilbo. Su primera salida organizada de este año, según se puede leer en su web, es a la ciudad rusa de Samara para el partido de cuartos de final de la Copa rusa contra el Kriliya Sovetov el 28 de febrero. Por otro lado, es cierto que al no ser una organización monolítica, grupos separados pueden viajar representando de una manera u otra a “Fratria”. De hecho en foros de internet relacionados a ellos hay un apartado de viajes organizados en el cual consta un viaje por cerca de 600 euros a Bilbo. En otra web, de una de las agrupaciones que forman “Fratria” se advierte de que los aficionados vayan con sumo cuidado ya que tanto Bilbo como su hinchada son calificadas de poco amistosas.

De los cerca de 2.100 seguidores rusos que lleguen a Bilbo la mayoría no será ultra ni pertenecerá a “Fratria”. La razón de que los ultras se hayan mostrado relativamente poco interesados en el viaje son el resultado de la ida, pero sobre todo por que en los últimos años ya han viajado dos veces para enfrentarse a equipos de la Liga, al Sevilla esta misma temporada y al Barcelona en la campaña 2012-2013.

Aun así no hay que bajar la guardia, unos pocos aficionados son capaces de crear graves problemas de orden público. Son grupos muy organizados que no se mueven con menos de diez personas, no beben, están acostumbrados a las peleas y entrenan para ello, tienen una clara disciplina interna. Por ello incluso 50 de ellos pueden enfrentarse con éxito a la policía y afición contraria. Habrá que ver si el vendaval ultra ruso pasa sin dejar demasiados desperfectos a su paso.