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Milicias prorrégimen entran en Afrin y son atacadas por Turquía

Milicias leales al Gobierno sirio entraron ayer en el enclave kurdo de Afrin, en el norte del país, para hacer frente a la invasión de tropas turcas y sus grupos aliados. Poco después caían sobre ellas las bombas del Ejército turco, que aseguró que provocó su repliegue. Sin embargo, las autoridades kurdas señalaron que llegaron a la ciudad de Afrin y se desplegarán en la frontera. Turquía asegura que Rusia e Irán no respaldan esta intervención.

Fuerzas leales al Gobierno sirio entraron ayer en el cantón de Afrin, en el noroeste de Siria, donde el Ejército turco comenzó hace un mes una ofensiva contra este enclave autogobernado kurdo. La milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG) afirmó que las unidades militares fueron enviadas por el Gobierno sirio y tomarían posiciones en la frontera con Turquía para participar «en la defensa de la unidad territorial de Siria y de sus fronteras». La agencia oficial siria SANA indicó que se trata de las Fuerzas Populares –milicias progubernamentales– que «se unirían a la resistencia contra la agresión turca».

Poco después de que entraran en Afrin, fuerzas turcas comenzaron a bombardear áreas residenciales cercanas al lugar donde se hallaban. Según la agencia oficial turca Anatolia, las milicias se replegaron a unos 10 kilómetros de la frontera de Afrin.

«Ha venido una decena de camionetas, para avanzar hacia Afrin. Solo que tras un bombardeo de artillería se dieron la vuelta y se fueron. Este asunto está cerrado», dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Sin embargo, fuentes kurdas señalaron posteriormente que las milicias habrían logrado llegar a la ciudad.

Erdogan señaló, además, que Rusia e Irán no respaldan esta intervención. «Ayer hablé con (el presidente ruso, Vladimir) Putin y (el presidente iraní, Hassan) Rohaní, tenemos acuerdos al respecto. Pero desafortunadamente hay quien da pasos equivocados con las decisiones respecto a este tipo de organizaciones terroristas, y eso no se puede permitir». El presidente turco identificó a las milicias como chiíes.

El papel de Rusia

Erdogan aseguró que había sido él quien había logrado detener el despliegue de fuerzas leales al Gobierno sirio en la región tras hablar por teléfono con Putin, principal valedor del régimen de Damasco.

Por su parte, las autoridades kurdas afirmaron que «Rusia pidió que el Ejército entrara bajo este nombre de Fuerzas Populares». Un alto cargo kurdo señaló el fin de semana que los kurdos habían llegado a un acuerdo con el Ejército sirio para que entrara en Afrin y repeliera el ataque de las fuerzas turcas.

Aunque medios estatales sirios anunciaron también el fin de semana que las milicias progubernamentales sirias entrarían en cuestión de horas en Afrin, ese avance no llegó a materializarse, lo que parecía reflejar una complicada negociación.

Según las imágenes de la televisión estatal siria, el convoy estaba compuesto por milicianos con uniformes de camuflaje que exhibieron sus armas y banderas sirias desde sus vehículos mientras cruzaban un puesto de control con la insignia de una fuerza de seguridad kurda.

Otras fuentes señalaron que no se trataría de tropas regulares sino de milicias chiíes procedentes de ciudades sirias.

Erdogan anunció que las fuerzas militares turcas comenzarán en los próximos días el asedio a la ciudad de Afrin, hacia donde avanzan desde varios frentes.

Aunque Ankara asegura que la ofensiva se desarrolla según lo previsto, ha perdido ya 32 soldados y más de 200 milicianos aliados ante la resistencia kurda y, después de un mes, controla un 15% del enclave.

El ministro turco de Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, advirtió el lunes de que una intervención de las fuerzas progubernamentales sirias no pararía la operación del Ejército turco y sus aliados.

Afrin fue en 2012 la primera zona kurda en escapar al poder central en 2012, tras la retirada de las fuerzas de Damasco en la guerra siria.

Las matanzas en Ghuta dejan sin palabras a la ONU

La ONU, la Cruz Roja, Amnesty International, Save The Children y CARE International han mostrado su horror por la situación del feudo insurgente de Ghuta Oriental, donde 400.000 personas viven asediadas y sometidas a continuos bombardeos y donde ya han muerto más de 210 civiles –más de 60 niños– en los últimos tres días en una ofensiva que anuncia la intervención terrestre del Ejército sirio. «Situación abyecta» o «catástrofe humanitaria» son algunas de sus expresiones. Pero en un comunicado titulado «Pérdidas humanas masivas», Unicef dejó la página en blanco porque «ninguna palabra hará justicia a los niños muertos, sus padres y sus madres y sus familiares». Los trabajadores humanitarios de la zona calculan que unas 4.100 familias viven en sótanos y refugios, la mitad de ellos sin agua y sistemas de saneamiento o ventilación. A su vez, siete personas murieron ayer por el impacto de cohetes lanzados por grupos armados desde Ghuta contra Damasco.GARA