Martxelo DÍAZ
S. FERNANDO DE HENARES

Los últimos testigos desacreditan a las acusaciones de Altsasu

Adur Ramírez de Alda no estaba en el Koxka, Iñaki Abad no agredió a nadie, Aritz Urrizola tampoco, en la misa que la Guardia Civil celebró el 12 de octubre y la herida en el labio del teniente apenas sangraba. Estos aspecto fueron puestos ayer de manifiesto por varios testigos en la Audiencia Nacional, que desmienten la versión de las acusaciones.

Adur Ramírez de Alda, que lleva más de 500 días encarcelado, no estuvo en el bar Koxka de Altsasu cuando se registró la trifulca con los guardias civiles y sus novias, según declararon ayer varios testigos en el juicio que se está celebrando en la Audiencia Nacional española. Otros testigos relataron que Iñaki Abad no participó en los enfrentamientos, sino que se limitó a acercarse a los aledaños del bar Koxka, tras salir de trabajar, para ver qué sucedía, cuando se encontraban ya en el lugar los policías forales.

La Sala admitió, además, dos grabaciones de vídeo que previamente había rechazado. En una de ellas, correspondiente a la retransmisión por ETB de un partido del Cuatro y Medio desde el frontón Burunda, se ve a Ramírez de Alda con camiseta negra. Las acusaciones señalaron que llevaba una roja cuando cometió, según su versión, las agresiones. El segundo vídeo corresponde a la grabación realizada por Abad en el exterior del Koxka. En ese momento, recibió un manotazo del sargento de la Guardia Civil. Junto a ello, también se aceptó como prueba el ticket de caja del bar Aritza, en el que trabaja Abad, que señala que cerró el establecimiento a las tres de la mañana. Esta prueba confirma su versión de que no participó en los hechos.

Varios amigos de Adur Ramírez de Alda explicaron que estuvo con ellos de cena y en el frontón, pero que se fue a casa hacia las dos. También explicaron que realizaron entre ellos varias llamadas telefónicas para tratar de localizar a un amigo, que debía partir hacia el aeropuerto de Loiu y no llegaba a la cita que había fijado con sus padres. Según la acusación, estas llamadas sirvieron para concertar una emboscada a los guardias.

Bel Pozueta, la madre de Adur, explicó que cuando llegó a casa tras haber estado en el frontón –también aparece en el vídeo de ETB– y de tomar dos cervezas, se encontró con su hijo en casa. Se acababa de preparar una pizza y estaba recogiendo. Relató que vio cómo se metió en su cuarto para dormir.

Los amigos de Iñaki Abad, por su parte, explicaron que quedaron con él cuando salió de trabajar y que echaron un pote en el Lezea. Luego, iban al Biltoki, pero no llegaron porque vieron una ambulancia y a los forales frente al Koxka. Negaron categóricamente que Abad pegase a nadie y destacaron que es de carácter pacífico y apolítico.

Los amigos de Aratz Urrizola realizaron una descripción similar. Sí que le vieron en el Koxka, pero señalaron que no participó en ninguna trifulca.

El novio y una amiga de Ainara Urkijo explicaron que no fueron al Koxka esa noche. Señalaron que habló airadamente a los forales, pero negaron que amenazase a la mujer del sargento. Cuando llegaron los antidisturbios de la Policía Foral, abandonaron el lugar.

Otra vecina de Altsasu, mayor y asidua a misa, desmontó la versión de las acusaciones de que varios de los acusados increparon a los asistentes a una misa organizada por la Guardia Civil en Capuchinos con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar, patrona del instituto armado. Negó que hubiera jóvenes amenazando a los asistentes, como relató el teniente, y señaló que la misa se desarrolló con normalidad.

Dos gasas y una férula

El bombero que se encontraba al frente de la dotación de Altsasu esa noche explicó que trasladaron al teniente al Centro de Salud de esta localidad de Sakana y que el teniente tenía una herida de menos de un centímetro en la comisura del labio, por lo que le aplicaron dos gasas, además de una férula para inmovilizar el tobillo, que tenía fracturado. Añadió que su novia no estaba manchada de sangre. Curiosamente, el atestado de los Bomberos que recoge estos aspectos no ha sido admitido como prueba.

El alcalde de Altsasu, Javier Ollo (Geroa Bai), declaró como testigo a petición de las defensas y explicó que en un primer momento el Ayuntamiento hizo una declaración solidarizándose con los agentes y sus parejas, pero que luego centró su atención en los acusados y sus familias «debido a la desproporción judicial que se ha producido en este caso. Al final todas las personas implicadas en esos desgraciados hechos lo están pasando realmente mal».

Ollo indicó que la realidad social de Altsasu en estos momentos es «mucho mejor que la que se vivía unos 10 o 15 años atrás».