Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Títulos, ascensos y descensos, los tres estados de ánimo del final de curso

Nápoles entra en ebullición tras ganar a la Juve, el AEK alza la liga griega 24años después, el Colonia está a un paso de bajar y el City sigue a lo suyo.

«Un portero me preguntó una vez: ‘Si el balón entra por la escuadra, ¿qué quieres que haga?’. Yo le dije: Aplaudir». La anécdota la contaba Johan Cruyff. La Juventus más rácana acababa de verse sorprendida por un Napoli que había perdido los siete partidos jugados en el estadio juventino desde 2011. En el cruce decisivo para los napoletani, donde se jugaban seguir aspirando o no al campeonato, en el minuto 90, el central senegalés Koulibaly ponía el cielo a los pies de Nápoles con un testarazo inapelable que colocaba a los partenopeos a un punto de los turineses a falta solo de cuatro jornadas. Tras el final del choque, ‘Gigi’ Buffon se dirigió al autor del gol para felicitarle, e hizo lo propio con cada jugador rival, por haber creído, por haber sido mejores, por habérselo merecido. «No quieras ser como los demás. Haz que los demás quieran ser como tú», dijo alguna vez el portero juventino. Respeto y larga vida a ‘SuperGigi’.

Más de diez mil tifosi, veinte mil según algunos medios, esperaron la arribada del equipo napolitano al aeropuerto de Capodichini bien entrada la madrugada. Nápoles, «la ciudad más histriónica de Italia, que es como decir del mundo», que diría el periodista Enric González, autor de ‘‘Historias del Calcio’’. Porque «ningún país vive el fútbol como Italia» y «nadie es tan imaginativo, tan farsante y tan estupendo como los italianos».

Hoy, todos somos un poquito más del Napoli, deleitándonos con la sola idea de que Nápoles y el ‘10’ Diego Armando Maradona vuelven a ser solo uno, ese día, si los hombres del ideólogo Maurizio Sarri consiguen alzarse con el título y romper la tiranía del hexacampeón juventino, el milagro de la licuefacción de la sangre seca de San Genaro que ocurre tres veces al año se obrará una cuarta por la gracia de los Insigne, Mertens, Hamsik, Reina y compañía.

Nápoles está en ebullición. La ciudad de las 400 iglesias. Fue el ‘Pelusa’, fue ‘D10S’ el que un día ejerció de profeta y puso patas arriba el orden jerárquico del Calcio, hace treinta años, mirando de tú a las ‘tres hermanas’, Juventus, Milan e Inter, «rey, caballo y sota», siempre al frente de la clasificación de una Serie A «tan previsible como una ensalada ilustrada», volviendo a González. Y desde entonces, baña el Tirreno nostálgico la orilla de Nápoles, la ciudad del color, gentes, Vesubio, vida, tráfico, basura, pizza, un museo al aire libre. El duelo que divide a Italia, el norte y el sur, desde los tiempos de los camisas rojas de Garibaldi cuando la Italia meridional vio traicionada sus anhelos nacionalistas. Arde el Calcio, a falta de solo cuatro jornadas, con peor calendario para una Juventus que rinde visita a Inter y Roma. Un Calcio en el que todo es posible, como que el modesto Benevento gane 0-1 al Milan de Genaro Gatusso en San Siro y a la vez descienda de categoría.

El ocaso del Kaiserslautern

Se resisten a perderla dos históricos alemanes como el Hamburgo, penúltimo en la Bundesliga, y el Colonia, colista, aunque este último podría certificar su caída este fin de semana. Peor le van las cosas a otro histórico como el Kaiserslautern, cuatro veces campeón en Alemania, que está a punto de bajar por primera vez a Tercera, a 8 puntos de la salvación a falta de 9 en juego. Y mientras unos ven cada vez más cerca el agujero, otros resurgen de sus cenizas, caso del FC Magdeburgo, que es ya equipo de la Segunda alemana. Vuelve al fútbol profesional 27 años después de la repentina desaparición del primer plano mediático del club y la ciudad que fue epicentro de la extinta República Democrática Alemana. Hoy, donde el balonmano es el deporte rey, el fútbol trata de recuperar su espacio, aquel que le llevó incluso a ganar la Recopa de 1974 al Milan de Gianni Rivera. La próxima campaña se las verá con el Dinamo Dresden, su otrora rival en aquella otra Alemania. Asciende también el Stade Reims en Francia y para celebrarlo sus jugadores protagonizaron un vídeo saliendo de un establecimiento de ‘Domino´s Pizza’ (patrocionador de la Ligue 2) para entrar en una tienda Conforama (patrocinio de la Ligue 1).

Historias que magnifican el balompié, que subyacen detrás de los éxitos y los fracasos. Detrás de alegrías como la que vive Nápoles, pero también la afición del AEK de Atenas, tercer grande de Grecia tras PAOK y Olympiacos, que acaba de romper la tiranía de ambos para auparse esta jornada con un entorchado 24 años después del último. Fue en 2013 cuando el club descendió a la Segunda helena y ese mismo verano, ahogado por las deudas, renunció a la plaza para jugar en la Tercera categoría. Hoy, el club fundado por refugiados griegos que huyeron de Estambul en la guerra contra los turcos, es el nuevo campeón de la mano del técnico español y ex del Sevilla Manolo Jiménez. Es más, puede hacer doblete si gana en la Copa al PAOK, sí, el del presidente que bajó al césped con una pistola durante un partido contra... el AEK.

Van Persie, tras Kuyt

Otro que está a una victoria de hacer historia es el Lokomotiv de Moscú. El club de los ferrocarriles tiene en su mano un título 14 años después a costa del Spartak moscovita –que ganaba la liga el curso anterior tras 16 años de sequía–, en una Premier rusa en la que está cerca del descenso aquella burbuja futbolística que fue el Anzhi daguestaní de los Samuel Eto’o, Roberto Carlos o Guus Hiddink. No es ningún bluf el Manchester City, que para festejar su título le endosó un 5-0 al Swansea galés, con un espectacular porcentaje de posesión del 80% y con más de mil pases intentados. Brutal.

Tampoco están mal los números del navarro César Azpilikueta a pesar de la campaña de su Chelsea. Sumó su séptima asistencia de gol este curso y las siete para que rematara a la red Álvaro Morata, en una jornada en la que volvió a marcar otro ex de Osasuna, Nacho Monreal, su quinto tanto, los mismos que había anotado en los 305 partidos previos a esta temporada. El día en que el Sunderlund certificó su descenso a League One. El día en que Arsene Wenger encaró su primer partido ante su público tras anunciar una marcha que, según algunos medios, era el gesto que el Arsenal tuvo con el alsaciano al que ya había comunicado que no seguiría. Al menos escuchó su «There’s only one Arsène Wenger». Como únicos son algunos futbolistas por los que el fútbol no pasa. Dirk Kuyt regresó con 35 años a su Feyenoord y ganó la Copa holandesa en 2016 y la Eredivisie en 2017; Robin Van Pierse ha vuelto a The Kuip con 34 años y ha ganado la Copa con gol en la final. Como dijo Billie Joe, líder de los californianos Green Day, tras volver a sus raíces rockeras, «todavía estamos vivos».