Todo lo que Zoido no podrá evitar
No cabe duda de que el Ministerio de Interior español siente nostalgia de los impactos mediáticos que sus operaciones contra ETA, o la izquierda abertzale, le han proporcionado a lo largo de tantos años. No puede resistirse a ser pasado en un mundo que cambia y en una Euskal Herria que busca nuevos paradigmas y se interroga a sí misma sobre el futuro que desea. El señor Zoido y su partido, el PP, lo que pretenden, con acciones como la del jueves, es controlar la historia y robar ese futuro. La última iniciativa contra 50 expresos políticos para requisar sus bienes y salarios, y cobrar las indemnizaciones a las que fueron condenados hace más de una década, tiene la apariencia de una medida judicial intempestiva, airada, una especie de resentimiento soberbio y mal encarado por la reciente desaparición de ETA. Como no les pueden encarcelar de por vida, les embargan la libertad cotidiana de vivir, una venganza que sabe demasiado a venganza. Y todo esto sucede dos días antes de que, en Miribilla, Sortu ratifique la apertura de un nuevo tiempo en el que todavía está todo por hacer. Y digo por hacer porque «hacer» es una palabra con más de veinte sinónimos, los necesarios para «construir» la independencia, «emprender» un cambio social, «descubrir» a un pueblo y «concebir» un sueño. En resumen, todo lo que Zoido no podrá evitar.