Una ofrenda floral al mediodía ante el panteón familiar donde reposan sus restos en el cementerio de Derio y una manifestación a la tarde por el Casco Viejo bilbaino sirvieron para honrar la figura de Txabi Etxebarrieta Ortiz, abatido un día como ayer hace medio siglo por la Guardia Civil en Benta Haundi.

En el acto que puso broche a la movilización que había partido junto a San Anton, en la que participaron cientos de personas, se incidió en su aportación y la de su generación a las bases políticas e ideológicas que contribuyeron a definir el proyecto de la izquierda abertzale actual.

No fue tan solo una mirada al pasado, ya que se incidió en la vigencia de un proyecto feminista, euskaldun, socialista e internacionalista, que protege la riqueza de la diversidad. «Este pueblo y su lucha están más vivos que nunca –enfatizaron–. Y lo seguirán estando, mientras exista una sola injusticia por la que luchar».

Todos los relatos sin excepción

Al mediodía, decenas de personas, entre ellos familiares suyos y de Iñaki Sarasketa, quien acompañaba aquel 7 de junio de 1968 al militante de ETA fallecido, participaron en un sencillo acto ante su tumba. Los bertsos dieron paso a una ofrenda floral y aurresku, al que siguió una pequeña intervención de Etxebarrieta Memoria Elkartea. En ella, emplazaron a «abordar sin complejos las trágicas y muy diversas consecuencias de un conflicto armado de hondas raíces políticas», para lo que exigieron que «todos los relatos sin excepción tengan cabida, que todas las vulneraciones de derechos humanos sean registradas sin exclusiones y que nadie, tampoco el Estado, pueda blindarse ante la verdad».

«Txabi fue el primer miembro de ETA que arrebató una vida, y fue el primero al que se la arrebataron... pero Txabi, pese a su juventud, fue mucho más que eso», señalaron, subrayando su papel en ETA pero también «en el empoderamiento de la clase trabajadora en el ámbito sociopolítico, acuñando el término de Pueblo Trabajador Vasco», además de en el cultural.