Anjel Ordoñez
Periodista
JO PUNTUA

Dignidad

En la vecina España hay nueva gerencia. Pedro Sánchez, el esperado, se ha rodeado de un grupo de incondicionales para que le ayuden a menear una batuta que amenaza con escurrírsele entre las manos y estrellarse contra el suelo. Son unos cuantos, pero cito al columnista, colaborador televisivo de Ana Rosa Quintana y militante anticatalanista Màxim Huerta, al frente de la cartera de Cultura; al implacable juez castigador de abertzales Grande-Marlaska como jefe supremo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; y al coronel Pedro Baños, colaborador en el programa Cuarto Milenio de Iker Jiménez y defensor a ultranza de la existencia de los OVNIs, como nuevo director de «Seguridad Nacional». Parece broma y no lo es.

A lo que voy. El éxito de la cadena humana convocada ayer por Gure Esku Dago se debe, fundamentalmente, al amplio respaldo que recibe en Euskal Herria una reivindicación tan básica como democrática: queremos decidir, ser dueños de nuestro propio futuro. Y digo más, no solo es que lo queramos porque es nuestro derecho histórico, es que lo necesitamos con urgencia cada día que pasa, con cada portada de periódico que se publica, con cada nombramiento ministerial, con cada imputación por corrupción, con cada ocurrencia que toma forma de ley para sujetarnos por la fuerza a un proyecto que nunca ha sido el nuestro. Que nunca lo será.

Y por encima de la dimensión reivindicativa y el trascendente sentido político de la cadena humana que ayer unió Donostia con Gasteiz a través de Bilbo, la jornada supuso una tremenda inyección de ánimo y buen rollo, al menos para quien firma la pieza. Tras ya demasiados meses de percepción borrosa, la vista comienza a enfocar con claridad creciente un horizonte de esfuerzos conjuntos. Desde la diversidad reconocible, pero con un objetivo común: despegar de una vez por todas, con fuerza y determinación, hacia un escenario que se comprometa con el derecho a la autodeterminación y que garantice la dignidad de Euskal Herria como pueblo libre.