Impedido drama romántico con el sello de Ian McEwan
Debutar adaptando a un escritor tan influyente en el cine británico como Ian McEwan supone una enorme responsabilidad difícil de superar, pero es lo que ha intentado Domini Cooke, un profesional ya en la cincuentena al que le ha costado mucho tiempo dirigir su primer largometraje para la pantalla grande, y gracias finalmente a su labor como creador en la serie televisiva “The Hollow Crown” (2012-2016). Se le han criticado los cambios efectuados con respecto a la novela, pero en honor a la verad lo justo es significar que tales licencias han sido aprobadas y respaldadas por el propio Ian McEwan, que se ha encargado personalmente de escribir el guion cinematográfico.
Y como siempre que se altera un final la polémica está servida, ya que el desenlace duro que conoció el público lector ha sido suavizado para el público de la película. Se ha introducido a modo de epílogo un salto temporal, que lleva a contemplar los hechos narrados desde la perspectiva del presente, cuatro décadas después.
Lo cierto es que el manejo de tiempos diferentes de forma simultánea forma parte de la estructura narrativa elegida, dado que la acción se centra en la noche de bodas en un hotel junto a la playa del título, ocurrida en el año de 1962, escena que avanza en paralelo a una serie de flash-backs subjetivos del novio y la novia, respectivamente.
El conflicto de tan crucial momento tiene que ver con la inexperiencia sexual de ambos jóvenes, y con el rechazo al contacto físico por parte de ella.

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