Ion SALGADO
GASTEIZ
pañuelo, abarcas y...

El mensaje del Ayuntamiento lo deja claro, si te quemas es tú culpa

«La participación en el toro de fuego es voluntaria, por lo que cualquier percance que ocurriera será responsabilidad de la persona participante». Este el mensaje que se puede encontrar en la web del Ayuntamiento de Gasteiz cuando uno busca información sobre el toro de fuego. Un aviso a navegantes que recuerda a las frases que decoran los paquetes de tabaco. Tú decides si quieres echar unas carreras en este encierro nocturno, pero si te quemas es cosa tuya. Y está visto que vivimos en tierra de aventureros temerarios, a los que no les dan miedo las chispas que salen de este astado inanimado.

Basta con acercarse a la calle Olaguibel a eso de las 23.30 para escuchar los silbidos de los petardos. Las fachadas de la calle de iluminan y el humo se apodera del ambiente. Los menores corren junto a sus padres, que tratan de evitar que se acerquen demasiado al toro, no vaya a ser que se repitan los incidentes de 2015. Aquel año, la festividad de San Antón finalizó con tres heridos por culpa del toro de fuego. No hubo ningún herido por asta, todos por quemaduras. Un niño resultó herido en el ojo y otra menor sufrió quemaduras leves en el cuello. Lo mismo les pasó a algunos adultos, que se apresuraron a sacar de la zona a sus hijos e hijas.

Aquel suceso dejó clara dos cosas. La primera, que aunque parezca inofensivo, el toro de fuego quema. La segunda, que el Gobierno local, dirigido en aquel entonces por Javier Maroto, no tomó las medidas necesarias para responder a los heridos, ya que no había ambulancias ni personal médico. El concejal de turno insistió en que no se había producido ninguna anomalía y en que se habían cumplido las normas de seguridad, aunque después se conoció que ni siquiera se había avisado a los servicios de emergencia de que esa noche iba a ver un toro de fuego. Al menos, anunció que se iban a revisar los protocolos. Pero yo no me fiaría mucho. Quien juega con fuego, se quema.