M.C.
Opera

Una «Italiana en Argel» liderada por Mustafá

El barbero de Sevilla” que la Quincena puso en escena en 2011 ha pasado a los anales del festival como una gamberrada memorable. Quizá porque nos reímos a carcajadas con aquel “Barbero”, esta “Italiana en Argel”, también de Rossini y dirigida de nuevo por Joan Antón Rechi, pudo parecer un poco menos loca, menos irreverente, más predecible. Inspirándose en las compañías de teatro itinerantes que visitaban países como Marruecos o Túnez en los años 40, Rechi apuesta por una estética de revista con mucha lentejuela, pluma y personajes equívocos y travestidos.

Rechi no necesita más que un puñado de elementos escénicos y una efectiva dirección de actores para crear cuadros hermosos y situaciones divertidas, pero flotó cierta sensación, salvando el brillante final del primer acto, de que tenía un pie en el freno constantemente. En cualquier caso, fue un acercamiento notable a la peculiar comedia rossiniana.

El apartado vocal estuvo bien defendido por un cuarteto protagonista en el que, sin duda, destacó Nahuel di Pierro como Mustafá. Con un depurado conocimiento del canto rossiniano y una chispa inagotable, Di Pierro se convirtió en el motor de la representación. Marianna Pizzolato, el nombre más potente del elenco, pareció quedarse un paso atrás en cuanto a expresividad, concentrada quizá en exceso en presentar de forma impecable las virguerías vocales del personaje de Isabella. El joven Santiago Bellerini, que sustituyó a Francisco Brito, cumplió con las expectativas en un papel tremendamente agudo y complejo, pero la mayor sorpresa la dio el Taddeo de Joan Martín Royo, que dio en el clavo tanto en lo vocal como en lo actoral. Paolo Arrivabeni, que dirigía por primera vez este título, mostró ocasionalmente algún desajuste con la escena, pero extrajo del Coro Easo y de la Orquesta de Euskadi buen rendimiento y una óptima demarcación estilística.