Beñat ZALDUA
CONSEJO EUROPEO

Sin acuerdo ni ruptura, la pelota del Brexit podría rodar hasta 2021

Aunque la migración, la ciberseguridad y las relaciones exteriores constaban en el orden del día de la segunda jornada del Consejo Europeo, la actualidad de Bruselas no logra salir del encallado debate sobre el Brexit. Ante la evidencia de que nadie quiere una salida sin acuerdo, toma fuerza la opción de extender el periodo de transición un año más.

Los ultimátums no son lo que eran. El presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk, convocó a los jefes de gobierno de la UE a una cumbre esta semana advirtiendo de que el escenario de un Brexit sin acuerdo «es más probable que nunca». Una vez visto el precipicio, sin embargo, Londres y Bruselas optan aparentemente por darse más tiempo. La única noticia que ha dejado el Consejo Europeo celebrado entre miércoles y jueves es una no-noticia: finalmente no habrá cumbre extraordinaria en noviembre para sellar el acuerdo definitivo.

El Brexit, al menos de momento, entrará igualmente en vigor en marzo del año que viene, pero la puerta que la primera ministra británica, Theresa May, abrió el miércoles para ampliar en un año el periodo de transición antes de culminar la salida de la UE, recibió ayer el respaldo de los líderes europeos. Así, todo indica que el periodo transitorio que acababa en diciembre de 2020 podría alargarse un año más y extenderse a lo largo de 2021.

Si Londres «decide que extenderlo ayudaría a alcanzar un acuerdo, estoy seguro de que los líderes estarían preparados para considerarlo positivamente», aseguró Tusk. El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, suscribió las palabras del polaco: «Nos da margen para preparar la futura relación de la mejor manera posible y estoy convencido de que bajo el liderazgo de Donald (Tusk), encontraremos un acuerdo». Nadie quiere una salida sin acuerdo que dejaría en el aire la situación del norte de Irlanda, principal patata caliente en las negociaciones.

El último parche fue recibido con hiperventilación en el ala euroescéptica de los tories, que llamaron a May a aplicar ya el Brexit. La extensión del periodo transitorio podría desembocar en la enésima crisis de gobierno en Londres. En una carta firmada entre otros por el extitular de Exteriores, Boris Johnson, varios líderes del partido conservador exigieron a May que «no escenifique un juego de resistencia y discusión que lleve al final a una rendición».

A ellos se dirigió, precisamente el líder laborista, Jeremy Corbin: «Lo que quieren es utilizarlo para recortar los derechos y las protecciones e impulsar con turbocompresor su mercado libre con prioridad para los banqueros». «Yo hice campaña por la permanencia y la reforma (de la UE) en el referéndum de 2016, pero entiendo por qué muchas personas votaron por salir (...), pero los tories no van a usar el Brexit para reconstruir» Gran Bretaña, añadió.

El debate migratorio

Las siempre relativas urgencias del Brexit han llevado a segundo plano el debate migratorio y la flagrante ausencia de una política común sobre la materia, que la UE abordará próximamente en Egipto en una cumbre con la Liga Árabe. Ayer se volvió a escuchar la propuesta de que los países que no quieran acoger migrantes y refugiados paguen más. Lo defendió el presidente del Parlamento, Antonio Tajani, pero lo rechazó la canciller alemana, Angela Merkel: «Si al final solo hay tres países dispuestos a aceptar refugiados y se les deja de nuevo solos con este problema, esto no es una respuesta europea».

Las cuentas de Roma y Madrid, bajo lupa

Los problemas, de uno en uno, decidió ayer el directorio europeo. Holanda quiso sacar a debate los presupuestos del Gobierno italiano, que traen de cabeza a los líderes del Eurogrupo –la coalición entre el M5E y la Lega se resiste a acatar los austeros preceptos de Bruselas y Berlín–, algo que el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, aprovechó para defenderse. Pero no hubo debate; no todavía. El conflicto abierto con Roma, en cualquier caso, es evidente. Ayer el presidente de la Comisión, Jean Claude-Juncker aseguró que no aceptarán nuevas medidas de flexibilidad y anunció que requerirá nuevas aclaraciones sobre las cuentas.

La petición se cursará también a Madrid, a quien Bruselas pedirá que aclare detalles de las cuentas pactadas con Podemos. Un pequeño revés –no es definitivo– que rebaja el optimismo con el que Moncloa afrontaba el debate presupuestario.B.Z.