Martxelo DÍAZ

Todas las cartas están ya sobre la mesa

Por si alguien no se había dado cuenta, en Nafarroa ya estamos de campaña electoral. Realmente ya llevamos tiempo en el que los principales agentes políticos están mirando a la cita de las urnas del próximo mes de mayo.

Los discursos de los portavoces de ayer se mantuvieron dentro del guión previsto. Una vez más, quedó en evidencia que en Nafarroa hay dos opciones. O se refuerza el cambio que se inició en 2015 o se vuelve al modelo cuasisempiterno que sostienen las fuerzas del Régimen, volver al pasado.

El cuatri(penta)partito defendió que la experiencia del acuerdo programático supone un antes y un después en el devenir político de Nafarroa. Se trata de un acuerdo que no convence completamente a ninguno de sus firmantes pero todos ellos son conscientes de que unidos pueden lograr algo que separados no podrían. Es un pacto de win-win. O debería serlo. A la hora de hacer un balance de legislatura (aunque queden meses que deben ser productivos en matera legislativa) el resultado es positivo. Es cierto que ha habido desacuerdos y que en algunas materias no se ha avanzado lo suficiente. Podemos acordarnos del TAV, de las políticas lingüísticas, de Aroztegia o del gaztetxe Maravillas. Es una parte de la balanza que no se puede obviar, pero que no debe ocultar lo que se ha avanzado desde que el Régimen no está en las instituciones.

Mientras las fuerzas del acuerdo programático pueden presentar una cuenta de resultados positiva en este tramo final de legislatura, la oposición sigue anclada en el pataleo. No en vano, el Gobierno acudió al Pleno con un proyecto de presupuestos expansivo bajo el brazo. Y con el anuncio de que los túneles de Belate volverán a abrirse, que no es poco .

Los discursos de Javier Esparza y Ana Beltrán desde la tribuna del Parlamento son más de lo mismo: quejarse de una presunta imposición totalitaria y tratar de presentar a Nafarroa como un infierno, el peor territorio de todo el Estado debido al apartheid nacionalista que esquilma a la clase media con impuestos para financiar la entelequia euskalerríaca. Un discurso que solo se pueden creer los muy convencidos. Incluso el PSN se está desmarcando del mismo, henchido tras alcanzar el poder en Madrid. Aunque el guiño que ayer hizo María Chivite a Podemos e I-E para articular «una nueva mayoría» no deja de ser un brindis al sol de quien ha vuelto a alinearse con el Régimen, por ejemplo, en el IRPF de maternidad. Una maniobra de corto recorrido. Ayer no hubo sorpresas en el debate. Todos los grupos manifestaron lo que se esperaba de ellos. En definitiva, que en mayo nos jugamos la continuidad del Cambio o el retorno al Régimen. Algo que ya sabíamos.