Álvaro Reizabal
Abogado
JO PUNTUA

¿Satisfacción suficiente?

El Tribunal de Estrasburgo, acaba de publicar su sentencia sobre el caso Bateragune y ha condenado al Reino de España declarando que los cinco acusados no tuvieron un juicio justo, porque sobre el Tribunal que les juzgó recaía una razonable sospecha de falta de imparcialidad principalmente en quien lo presidió, la magistrada Ángela Murillo, que ya con anterioridad a este proceso había demostrado su animadversión hacia uno de los acusados, habiendo llegado a anularse las actuaciones en otro posterior que condenó a Arnaldo Otegi y que, celebrado nuevamente por otro tribunal, le absolvió.

Durante la celebración de estos procesos Murillo era jaleada por los medios por su valentía al enfrentarse a los acusados con sus ocurrentes comentarios. Ahora que Estrasburgo ha declarado que su animadversión hacia los procesados contaminaba la imparcialidad de los tribunales en que participaba, le llaman la juez que hablaba demasiado.

Indudablemente la sentencia supone un reconocimiento de que lo que los implicados en el proceso habían venido denunciando era cierto y que se les privó de su derecho a un juicio justo vulnerando así el art. 6 del Pacto Europeo de Derechos Humanos, pero hay un aspecto que me parece incomprensible, y es la afirmación de la sentencia de que el reconocimiento de esta realidad es compensación suficiente para los condenados.

Lo que la sentencia dice es que se han comido tan graves condenas en virtud de un proceso vulnerador de sus derechos pero que eso queda compensado por la simple declaración de que tenían razón, un verdadero despropósito. ¿Puede pensarse que 31 años de privación de libertad quedan suficientemente compensados por una palmadita en la espalda diciendo tenían ustedes razón? Evidentemente no. Por eso, es preciso que la sentencia sirva, cuando menos, para dejar sin efecto la pena de inhabilitación que sigue adulterando, aun a día de hoy, el resultado de las confrontaciones electorales al impedirles participar en aplicación de una sentencia dictada en un proceso injusto.