0Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
la acogida a refugiados gana terreno en Ipar Euskal Herria

Hazparne pone un contrapunto solidario a la «caza al migrante»

Tras ser arrestados en la tarde del domingo y salir en libertad de madrugada, Mamadou y Alassane tienen en sus manos una orden para abandonar «territorio francés» en el plazo de 45 días que marca un nuevo desafío para ellos y para los vecinos de su localidad de acogida, Hazparne, nuevo referente de la mano tendida a los migrantes.

La localidad de Hazparne ha dejado patente que es posible organizar la acogida y arbitrar, con ello, una alternativa a la «caza al migrante» a la que se dedican, desde el pasado verano, distintos cuerpos policiales en los pasos de muga entre el sur y el norte de Euskal Herria.

Durante un año, Mamadou (20 años) y Alassane (27 años) se han sumergido de forma natural en la vida de la localidad. El primero, vía el equipo de fútbol local, muchos de cuyos miembros no dudaron en echarse a la calle nada más conocer de su arresto, el domingo por la tarde, y el segundo en el euskaltegi.

Tras ser detenidos, a las puertas de la casa del barrio de Zelai en la que Xarlo Etxezarreta les acoge desde julio pasado –llegaron en diciembre a esta comarca, pero residieron hasta esa fecha en otro pueblo de la zona–, pasaron las siguientes ocho horas en la Gendarmería. De esa comisaría salieron, pasada la una de la madrugada de ayer, con dos abultados portafolios en sus manos. Esos expedientes incluyen una orden para abandonar «territorio francés» en el plazo límite de 45 días, lo que marca un nuevo desafío para unos jóvenes que, según remarcaba ayer a GARA su protector, Xarlo Etxezaharreta, «ya tienen un duro periplo a sus espaldas».

Ahora deberán afrontar un nuevo reto, eso sí con el apoyo de la sociedad vasca, que a diario da un contrapunto, como ha ocurrido en Hazparne, a la política de cierre de fronteras a la que los agentes franceses se consagran con fruición, especialmente en la muga entre Gipuzkoa y Lapurdi.

En Hendaia, Urruña o Biriatu, decenas de personas son controladas cada semana, retenidas y luego entregadas en caliente a la Policía española, sin que medie procedimiento administrativo alguno y sin garantía judicial.

En contraste con esa imagen ominosa, en Hazparne, decenas de vecinos esperaban a Alassane y Mamadou cuando salieron, bien entrada la noche del domingo al lunes, de la Gendarmería, visiblemente cansados pero con una sonrisa en los labios.

Les escoltaba la persona que les ha dado techo y seguirá acogiéndoles, al menos durante las próximas semanas. De hecho, según informó ayer el procurador de Baiona, Samuel Vuelta Simon, «la orden de abandono de territorio francés tramitada por la Prefectura de Pirineos Atlánticos no acarrea su traslado temporal a un CRA –centro de retención para migrantes– sino que se les asigna residencia en el lugar de Hazparne en el que viven actualmente».

Por lo tanto, los dos jóvenes marfileños, a los que se imponen controles semanales, seguirán bajo el techo de Etxezaharreta. Profesor jubilado y antiguo concejal abertzale de Hazparne, además de electo y procesado de Udalbiltza o director de la desaparecida revista “Ardi Beltza”, Etxezaharreta se encargó de portar el equipaje de sus huéspedes, preparado, «por lo que pudiera pasar», y que simboliza el duro viaje que Mamadou y Alassane emprendieron hace ya varios años y que les llevó, sin que ello figurara en su hoja de ruta, hasta una localidad del interior de Lapurdi.

La herencia de Collomb

La ley migratoria impulsada por el Gobierno de Emmanuel Macron, además de poner dificultades a la concesión del asilo, ha reducido drásticamente los plazos en los que se tramita la demanda, dando prioridad a los trámites de expulsión inmediata. Así lo remarca la Cimade, una de las 300 asociaciones civiles que lideraron la campaña contra la nueva normativa, que lleva el sello de un ministro ya depuesto, Gérard Collomb.

Nada más conocer de lo sucedido en Hazparne, la reconocida asociación, que vela por los derechos de los refugiados, activó a su equipo jurídico para abordar el caso de los dos jóvenes.

Mamadou y Alissane no son, evidentemente, los únicos extranjeros que han encontrado cobijo en Euskal Herria en un tiempo, sin duda, agitado para quienes abogan por dar respuestas integrales y humanas a uno de los grandes desafíos del momento, la migración.

En este sentido, el colectivo Etorkinekin, que ha logrado recientemente un avance importante con la apertura en Baiona de un centro de acogida para los migrantes de tránsito en Euskal Herria, confirmaba a GARA que hay «un creciente impulso de solidaridad», que lleva a ciudadanos anónimos a abrir la puerta de sus casas. Ello, a costa de arriesgar un proceso penal, ya que otra de las consecuencias del endurecimiento de las leyes francesas es la criminalización creciente del apoyo a los refugiados, lo que se conoce como el delito de solidaridad.

Isabelle Pargade, consejera por el cantón de Baigura-Mondarrain, llamó a otros compañeros del consejo departamental, pero fue la única electa de esa institución que se personó ante la Gendarmería y veló junto a los vecinos de la localidad. «Cimade, Diakité y otro grupo de Hazparne que trabaja con migrantes llamaron enseguida, sin embargo, ni el alcalde ni nadie del Ayuntamiento se acercó», censuró Etxezaharreta.

Pizzas y arengas futboleras

En la calle, unas pizzas servían para matar el rato y compensar la cena dominical que no pudo ser. Y la red comenzó a arder con mensajes como el del mister @pierroo64 que transmitía su ánimo a la joven promesa del equipo local con un «atxik Mamad», acompañado de la advertencia de que «el entrenador te espera mañana con tu sonrisa y tu gorra del Athletic de Bilbao». A Etxezaharreta no le sorprende ese calor que se hizo patente en la larga espera ante la Gendarmería, y confía en que les dé la fuerza que necesitan «a unos chavales que han pasado mucho y que, aunque en un primer momento querían ir a París, al final quizás descubran que lo mejor es seguir conociendo Euskal Herria que, seguro, va a seguir abriéndoles otras puertas».