Natxo MATXIN
anaitasuna

Y se disfrutó de lo lindo

Los locales tutearon al todopoderoso Barcelona y no bajaron los brazos cuando peor les fueron las cosas.

ANAITASUNA 29

BARCELONA 32


«Una tarde para disfrutar», rezaba la editorial de la revista de Anaitasuna. Y se cumplió. El público que acudió a La Catedral se lo pasó pipa, sabedor que la diferencia de físico y presupuesto hacía casi imposible el sorpresón, pero queriendo ver cómo los suyos se dejaban la piel y el alma en la pista para ponerles las cosas difíciles al todopoderoso Barcelona.

Los de Iñaki Aniz no bajaron los brazos ni en los peores momentos –los culés llegaron a marcharse de ocho (20-28) mediada la segunda parte–, plantaron cara con sus armas durante gran parte del encuentro e incluso le metieron el miedo en el cuerpo al rival en el último tramo del choque. De hecho, no fue hasta el filo del descanso cuando el conjunto azulgrana abrió cierta brecha en el electrónico (13-17), con una diana del veterano Víctor Tomás.

Hasta ese momento, Anaitasuna no solo había tuteado a los azulgranas, sino que encima se había permitido el lujo de superarle en el luminoso (12-10), lo que obligó a Xavi Pascual a pedir un tiempo muerto para evitar males mayores. Con circulaciones rápidas, velocidad y buena aportación desde la portería, los anfitriones contrarrestaban la desventaja de kilos y altura. Incluso obligaron a los visitantes a defender con 5-1 para contrarrestar el buen hacer local.

Cambio de guión

Tras el descanso, el panorama varió. Helvetia comenzó a acusar el cansancio y el Barcelona tiró de su lujoso banquillo para marcar diferencias. Y, pasito a pasito, la brecha se fue haciendo cada vez más grande. Un parcial de 0-4 entre los minutos 43 y 48 inclinaba definitivamente la balanza del lado catalán y hacía presagiar un final en plan paseo militar para los de Pascual, a la vista del bajón local.

Sin embargo, espoleados por la grada y por la probatura del técnico blaugrana de jugar con siete en pista y la portería vacía –el ensayo le salió francamente mal–, Anaitasuna recortó gran parte de la distancia, hasta el punto de colocarse 28-30 y con posesión de balón, que Nantes, el mejor en ataque, envió por encima del larguero. La Catedral llegó a soñar con algo grande, pero al menos disfrutó.