Irati Jimenez
Escritora
JO PUNTUA

Malamente

No hay reproche con el que el nacionalismo español haya querido desprestigiar al vasco o al catalán del que no se le pueda acusar a él. Hemos oído de todo: somos bárbaros, victimistas, fomentamos el odio étnico, alimentamos los intereses de una élite corrupta. Decimos independencia, democracia, república. Pero España escucha lo que da: segregación, violencia, raza.

En general, es mejor no perder el tiempo en tomarse en serio sus acusaciones, pero a veces el cinismo es tan grande que es imposible callar. Como en el caso de Rosalía, una mujer catalana a la que se acusa de «robar a los andaluces» y «apropiarse» de la cultura gitana por basar su música en el flamenco. Una acusación de la que, por supuesto, nunca tuvieron que defenderse iconos como El Pescaílla –un gitano catalán– o Paco de Lucía –un andaluz payo–.

A Rosalía, está claro, ni le ayuda ser mujer ni le favorece el momento político. Y es que vivimos en un estado que acusa al nacionalismo catalán de defender una ideología trasnochada que fomenta el odio étnico y de tener una visión autoritaria, provinciana y reduccionista de la identidad nacional. Pero al mismo tiempo ve a una mujer del Baix Llobregat cantando flamenco y no se plantea que las genealogías de las que deriva son también suyas, que su cultura es también esa. O sea, si los catalanes hablan en catalán y bailan sardana, imponen. Si hablan castellano y bailan flamenco, roban.

Por suerte, tanta desfachatez no conseguirá frenar el fabuloso universo creativo que está creando Rosalía; una artista de enorme honestidad artística, mucho oficio y una bellísima mirada sobre la feminidad. Es eso y no su «antigitanismo» lo que explica el triunfo que le ha llevado a trabajar, por ejemplo, con Pedro Almodóvar, otro artista que purgó su éxito internacional esperando 20 años en el banquillo para recibir su primer Goya.

El problema siempre es el mismo. Vascos, catalanes, andaluces o manchegos compartimos vivir en un Estado que no nos protege, que nos domina y que nos trata malamente.