Natxo MATXIN
AMBIENTE EN LA FINAL

Visto lo visto, Iruñea bien se merece acoger más finales

Era la prueba del algodón. Sólo en una oportunidad y hace casi dos décadas –2000–, Iruñea había acogido otra final oficial, por lo que el envite era muy importante. El examen fue superado con nota: frontón lleno a reventar y ambiente de matrícula de honor, al que le acompañó un partido trepidante. Visto lo visto, Iruñea bien se merece acoger más citas de este calibre.

El Nafarroa Arena ya había acogido la final del máster Codere, pero la de ayer era una prueba en toda regla. Obligado como está el actual Ejecutivo foral a sacarle el mayor partido posible a la desmedida inversión multimillonaria que ejecutaron en su momento los responsables gubernamentales de UPN, que un festival pelotazale de esta envergadura saliese a pedir de boca era todo un reto mayúsculo.

Máxime por el precedente que sentaba para que los organizadores de dicho evento contasen con este mismo escenario a futuro para venideras celebraciones deportivas de parecido calado. El que las poco más de 3.000 entradas se vendieran en apenas media hora ya era un anticipo lo suficientemente optimista como para que todo acabase en fiesta. A poco que ayudase la grada poniendo la dosis necesaria de ambiente y que los artistas de la cancha también aportasen su granito de arena, parecía que el éxito estaba asegurado.

Todo ello se dio. Incluso la sintonía entre partidarios de uno y otro pelotari ya fue palpable desde primeras horas de la jornada por los bares de Alde Zaharra, un ejemplo de deportividad del que podrían tomar ejemplo otras modalidades. Luego, en el frontón, cada uno se desgañitó animando a rojo o azul, sin malos rollos, aunque alguno se fuese con el bolsillo más vacío a su casa, en lo que hoy será un lunes más duro de lo habitual.

Resacas económicas o físicas –se distribuyó alcohol– al margen, lo cierto es que se trató de una cita histórica. Y como tal, nadie quiso perdérsela, aunque no fueron pocas las quejas del personal en los días previos por el funcionamiento de la distribución digital de billetes. Quienes tuvieron la suerte o habilidad para hacerse con una de esas ansiadas entradas podrán contar a sus nietos que vivieron en directo un momento único e irrepetible.

Lógicamente, tampoco referentes de otros deportes y responsables políticos quisieron faltar al evento. La presidenta del Gobierno de Nafarroa, Uxue Barkos, los máximos responsables municipales de los pueblos en contienda –Arbizu y Amezketa–, o el alcalde de Iruñea, Joseba Asiron, presenciaron in situ la final. Minutos antes, el primer edil de la capital navarra mostraba su «debilidad» por el a la postre campeón. «Los dos son de la tierra, pero Ezkurdia es el más cercano», justificó.

No quiso mojarse, en cambio, el técnico del Eibar, José Luis Mendilibar, conocido por su gran afición a la pelota. «Los dos están muy bien, de lo que se trata es de que disfrutemos de un buen partido y una bonita final», declaró ecuánime el de Zaldibar, que calificó de «acogedor» el nuevo frontón.

También se mostró políticamente correcto el que fuese histórico director ciclista José Miguel Echávarri, quien de joven hiciera sus pinitos en el frontis. «Me gusta Altuna porque me recuerda a Piérola, pero también le quiero mucho a Ezkurdia. Que nos den un buen espectáculo», reclamaba.

Como es lógico, el graderío no fue tan equidistante en sus querencias deportivas, pero sí coincidió de manera unánime y aplastante: «Altasukoak askatu» fue el grito atronador cuando el 12-14 subía al electrónico. Ayer, al menos, los jóvenes encarcelados por una trifulca tabernera tuvieron la pequeña alegría de que un paisano suyo se caló la txapela y de que el pueblo, una vez más, no se olvida de ellos ni en los frontones.