GARA
La paz

Detienen en Bolivia a Battisti, icono de la guerrilla comunista de Italia

El conocido militante italiano Cesare Battisti fue detenido por la Interpol en Bolivia 38 años después de haberse fugado de la cárcel. Protegido por el expresidente francés Mitterrand y luego por el expresidente brasileño, y ahora preso, Lula da Silva, que se negaron a extraditarlo, Battisti ha visto cómo su situación cambiaba tras la victoria de Bolsonaro y su sintonía con el ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini. Fue entregado a las autoridades italianas.

El histórico militante de la guerrilla comunista italiana, Cesare Battisti, convertido en un símbolo de la violencia de los llamados «años de plomo» –dos decenios, entre 1970 y 1990–, en los que los atentados de distinto signo causaron más de 1.000 muertos, fue detenido en la madrugada del domingo en Bolivia. Battisti se encontraba huido desde que su extradición fuera aprobada por un juez del Tribunal Supremo de Brasil y el acto fuera firmado inmediatamente por el expresidente Michel Temer, el 13 de diciembre. Al día siguiente, la Policía no encontró a nadie en su domicilio de Cananeia, en el estado de Sao Paulo. Había eludido otra vez su detención, una vez más.

Un equipo de Interpol lo detuvo en la villa boliviana de Santa Cruz de la Sierra. Battisti, encarcelado en 1979 y fugado en 1981 de la cárcel, además de un conocido militante, era un escritor de novelas policiacas que ha sido varias veces premiado. Tras siete años de exilio en México, el expresidente francés François Mitterrand le había concedido el asilo, como a muchos de los más de 300 refugiados políticos italianos que buscaron cobijo en suelo francés, donde Battisti se asentó en el año 1990.

Las garantías que ofreció Mitterrand convencieron a Battisti. El presidente galo se comprometió solemnemente a no extraditar a ningún militante italiano alegando el principio conocido como el de la «palabra dada». A saber, un compromiso inequívoco a renunciar a las armas como vía para cambiar la sociedad y a no usar el país de asilo para subvertir el orden de Italia. Esto permitió a Battisti vivir en una extraña «libertad», no exenta de varias detenciones a petición de Roma, durante tres décadas entre el Estado francés y Brasil. Pero el pasado volvía una y otra vez, e Italia no cejaba en su afán de atraparlo.

Bolsonaro: «Iré a por Battisti»

El contexto político ha cambiado en el país carioca tras la elección de Jair Bolsonaro. El nuevo presidente había convertido en promesa electoral la extradición de Battisti, condenado en rebeldía a perpetuidad por un tribunal de Milán en 1993 como autor de varias muertes que siempre ha negado con vehemencia haberlas cometido.

Quería así cortar con todo el legado de Lula, a todos los niveles, y revertir la gracia presidencial que otorgó al militante italiano se había convertido en casi una obsesión. Ayudó a crear un clima favorable a la reciente publicación en la primera página del diario “Folha de Sao Paulo” de una foto de Battisti, sonriendo y con una cerveza en mano, que llevaba por título «La dolce vita clandestina».

Cabe recordar que Lula da Silva, ahora encarcelado por el juez estrella y actual ministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro, otorgó la gracia a Battisti el último día de su mandato, el 31 de diciembre de 2010, y esa decisión impidió la extradición del italiano, como habían decidido los tribunales brasileños.

Las reacciones a su detención no se hicieron esperar. Un avión con policías y miembros de los servicios secretos a bordo salió de Italia a Bolivia y llegó a última hora de ayer con la intención, como exige el país andino, de extraditarlo directamente a Italia sin que pase por Brasil.

El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, por su parte, en un tono triunfal, se felicitó vía Twitter de la detención «de un delincuente que no merece una vida cómoda en la playa, sino terminar sus días en la cárcel», y criticó el hecho de que Battisti fuera arropado y defendido «por campañas de apoyo de la izquierda de medio mundo». El Ejecutivo de Bolsonaro, en voz de su consejero especial para los asuntos extranjeros, Filipe Martins, adelantó que será enviado de urgencia a Italia para «cumplir su pena a perpetuidad». Dos de los hijos de Bolsonaro, el embajador del país transalpino en Brasil... todos mostraron abiertamente su euforia y satisfacción.