Joseba VIVANCO
Entrevista
IBAI GÓMEZ
JUGADOR DEL ATHLETIC DE BILBAO

«Cuando silbas a un jugador, también haces daño al equipo»

Ibai Gómez Pérez (Bilbo, 1989) ha vuelto a su casa. De la que nunca se fue del todo. Accesible, transparente, sincero, buen conversador, sentimental... Y tiene un guante donde los demás un pie. Pero, por encima de todo, hoy, es una persona feliz.

Incipiente barba pelirroja, ojos despiertos, ropa desenfadada, la sonrisa como tarjeta de presentación, el único fichaje rojiblanco este invierno inicia su desfile de entrevistas –cinco ayer, tres hoy– sin queja. Le va lo de interactuar, estar piel con piel con la gente y el aficionado, y lo que era una entrevista acaba siendo conversación. Con Ibai, el placer siempre es del otro. Como cuando asistió a Llorente en la semifinal ante el Sporting lisboeta. Su mejor recuerdo, se confiesa.

Vaya bienvenida de la gente...

Ha sido impresionante, siempre he sentido el cariño de la gente de Bilbo, pero la ovación en San Mamés fue espectacular y solo puedo agradecerlo de corazón.

Porque Ibai siempre da la imagen de ser un jugador, una persona querida por la afición.

Me siento muy, muy afortunado porque tanto en el Alavés como aquí me siento querido. He aprendido con el tiempo que todos los comentarios hay que saber llevarlos, los positivos, los negativos con respeto, como los negativos sin respeto... Los primeros llevarlos con cabeza, los segundos hay que saberlos coger porque muchas veces ayudan, y los últimos lo mejor es dejarlos porque a todos no les puedes agradar, ni futbolística ni personalmente, pero esos son de gente que o no te conoce o tiene algo contra ti.

Le habrán dado muchas bienvenidas, pero Ibai nunca se fue del todo de aquí...

Nunca, ni en el Alavés, he ocultado mi sentimiento por el Athletic, porque si no era engañar. Pero cuando salí de aquí yo lo tomé como una etapa cerrada. En ningún momento pensé en volver y eso lo saben mis amigos, mi familia. Pero cuando se ha planteado volver, en tu casa y con tu gente ha tirado mucho.

Es raro que alguien con tanto apego al Athletic se vaya sin la meta puesta en volver.

Es así, mi gente cercana lo sabe. Yo me fui muy agradecido, pero fui al Alavés pensando en estar allí muchísimos años e incluso jugar Europa con ellos. Yo lo tenía muy claro, etapa cerrada, no voy a volver y mira, aquí estoy.

Es verdad que aquí tendemos a pensar que el Athletic es el ombligo del mundo, pero a pocos kilómetros descubrió en el Alavés que también hay vida que no desmerece en nada a esta...

En absoluto. Han sido dos temporadas y media espectaculares, y me fue muy difícil decidir, por todo lo que me han dado, tanto la ciudad, la gente, el club, he estado muy, muy a gusto. No me esperaba tampoco que al salir del Athletic disfrutaría tanto y ha sido espectacular.

Deja el Athletic en 2016. ¿Entendió su salida?

Sí, completamente. Además, soy yo el que fui a hablar con Ernesto (Valverde) porque sabía que iba a ser muy complicado y los dos creíamos que lo mejor era salir. Era un paso arriesgado, la gente me lo decía, pero en ese momento quería jugar, el Alavés era el sitio perfecto y acerté. Salí para jugar, para disfrutar y para hacerme un buen jugador.

Dejar la zona de confort...

Al final, necesitas confiar en ti mismo y yo en ese momento confiaba en que si salía podía demostrar que aquellos años buenos que tuve eran realidad.

Llegó a reconocer que en su última campaña en el Athletic no era usted ni como persona ni como futbolista. Es duro...

Lo pasé mal... Lo pasé mal en el sentido de que físicamente no estaba bien, lesión, recaída, lesión... Eso me hizo perder la confianza y tener miedos, tener inseguridad en mí mismo, y eso me ha hecho crecer mucho, porque los que no viven esa situación no saben lo que es. Eso te hace buscar soluciones, siempre lo digo, problema-solución, y esa búsqueda me ha hecho crecer.

No es habitual que un jugador «desnude» así sus problemas...

Mira, me considero una persona bastante sincera, en ningún momento he ocultado ninguno de mis sentimientos y todo lo que he dicho es real. En cada momento cómo lo he pasado, cómo he disfrutado, cómo he ido viviendo experiencias... Siempre lo digo, la mejor forma de crecer es vivir experiencias, positivas o negativas.

Hoy, lo que transmite es que Ibai Gómez es un hombre feliz.

Sí. Soy un hombre feliz por todo, a parte he sido aita hace once meses y medio, a nivel familiar está yendo todo muy bien y vamos a tocar madera que siga así. Soy un hombre feliz. Lo que no se puede hacer es pararse y que todo va a fluir. Hay que seguir luchando, creciendo cada día, nunca hay techo en esta vida.

Porque no todo es de color de rosa. Y usted lo sabe. Debuta en 2010, primer partido y a los dos minutos, lesión grave. ¿De cuánta fortaleza moral ha tenido que tirar ?

Pues mira, parecía que se me caía el mundo encima, pero creo que a nivel mental la lesión fue más fácil que luego la última temporada y media en el Athletic, porque tienes todos los medios para recuperarte, la ilusión esa de que vas rápido... para luego esa ilusión se te va bajando, empiezas a desconfiar de ti mismo... Fue difícil. Y ahí sí que tuve que tirar a nivel mental, darle una vuelta en todos los sentidos y superarme a mí mismo.

Y todo ese proceso ¿usted solo?

No, siempre he dicho que he buscado ayudas, de gente con la que sigo trabajando y estoy muy agradecido, porque sin ellos ni seguiría jugando a fútbol...

Desde fuera se les ve como privilegiados, pero por dentro cada cual tiene sus miedos...

Privilegiados somos, porque mi hobby siempre fue el fútbol y ahora vivo de ello. Pero sí que es cierto que hay gente que piensa que no tenemos sentimientos, que somos de piedra, y somos personas, y como cualquiera, habrá futbolistas con más sentimientos que otros. Yo me considero una persona bastante sentimental y en ese sentido he tenido que crecer. Yo, los comentarios tan negativos que tenían antes sin respeto no los sabía llevar, y ahora sí.

¿Los clubs están preparados para prestar ayuda cuando un jugador lo pasa mal como usted?

Sí, los clubes tienen medios, pero el primero que tiene que dar el paso y aceptar que tiene un problema somos los jugadores. Si tienes miedo a consultar, o no lo aceptas, no das ese paso.

Habla de las críticas no constructivas. Si pudiera mantener una conversación con un aficionado que silba a un jugador de su equipo, ¿qué le diría?

Mira, me gusta esta pregunta mucho porque, además, quiero decir con sinceridad lo que pienso. Y hablo del Athletic. Todos los que sentimos el Athletic queremos lo mismo. Cuando tú silbas a un jugador le estás haciendo daño, y cuando haces daño a un jugador se lo haces indirectamente al equipo y al club. Y va todo junto. Pero no nos damos cuenta. Entiendo que no puedes agradar a todos, pero si verdaderamente sientes el Athletic, hay que remar juntos. Y nosotros les tenemos que dar a ellos en el campo. Por eso siento que es tan importante mi trabajo propio agradeciéndoles a ellos e ilusionarles a ellos para que también remen conmigo. Lo quiero recalcar: cada vez que San Mamés está apagado o silba, está haciendo daño al equipo. El otro día el partido del Sevilla no es casualidad, el equipo gana porque juega bien pero porque la afición rema junta, y eso es vital. Yo en Mendi lo he vivido... En Mendi rema contigo hasta morir... Y todos somos conscientes de que San Mamés ha habido etapas en las que se ha perdido lo que había sido antes, pero estoy convencido de que lo vamos a recuperar. Les vamos a ilusionar...

Que el fútbol no solo es darle patadas a un balón o correr en los entrenamientos. ¿Qué consejo le daría, con sus vivencias, a la gente que está dando el salto al primer nivel?

Le diría que si es su ilusión, que luche por ello, pero que luche de verdad, no de boca. Que luche de verdad... que hay mucho trabajo que hacer... Que tenga paciencia, y que por mucho que tenga que salir de aquí, que siga luchando, que llegarán momentos difíciles, pero que esos momentos son los que te ayudan a crecer.

Da la imagen de disfrutar del fútbol. Pero muchos dicen que tiene más de sufrimiento que de diversión.

Sufro físicamente, pero es que para mí sigue siendo un hobby. Porque pienso que dentro de siete, ocho, diez años, cuando lo deje, lo voy a echar de menos y quiero disfrutarlo ahora.

¿Se ve jugando al final de su carrera en alguna liga exótica?

Podría ser, no descarto nada, pero también retirarme aquí. Mi meta, con 29 años, es alargar lo máximo mi vida profesional, y para eso cuido mucho mi salud, crecer cada día y volver a jugar Europa con el Athletic. Vamos a ver lo que pasa, tengo ilusión de que podamos estar los dos, Athletic y Alavés, en Europa el año que viene.

Dijo que venía a aportar. Al minuto de estrenarse en San Mamés ya dio un centro con el exterior, en el Pizjuán le puso dos caramelos a Guruzeta... ¿Pero Ibai es más que ese golpeo con el exterior?

Sí, pasa que eso llama mucho la atención y hay gente que me dice que incluso abuso, pero yo tengo ese gesto y ya está. Pero claro que Ibai es mucho más, he crecido en trabajo, en el Pizjuán creo que trabajé mucho, me encontré bien. Vengo a ayudar.

Otra carecterística suya es que es el «futbolista 2.0». ¿Le llama el mundillo de las redes sociales o lo ve como una faceta más del jugador profesional?

Yo siempre pienso lo mismo, y es que cuando no era profesional me hubiese gustado ese contacto cercano con los futbolistas, entonces en la medida en que me es posible intento ser cercano a la gente porque me considero una persona normal, que tiene opiniones, que anima al equipo y es buena forma de conectar con la gente y que eso ayude en el campo. Es que antes que futbolista me considero persona, sencilla, normal...

Lo habitual es que el futbolista sea reservado y rehuya la exposición mediática. Incluso cuando se expresan, como San José, se exponen a duras críticas.

Tenemos opiniones como todo el mundo, cosas que me guardo para mi casa, pero no por ser futbolista, porque lo haría sin serlo, y otras de las que opino.

Eso sí, su vídeo de despedida del Alavés, menudo puntazo...

Mira, escribí la carta desde el corazón, han hecho luego un trabajo excepcional, yo quería salir de allí bien, explicar mis sentimientos desde la sinceridad y es gratificante, porque para mí lo más importante es irme a la cama cada día diciendo ‘estoy orgulloso de lo que he hecho hoy’ y hasta el momento lo estoy.