Itziar Ziga
Escritora y feminista
JO PUNTUA

Sí, Lolo, sí

Qué maravillosa era Lolo Rico. El poco rato que pasé con ella en Donostia, le hice saber que yo había sido una de esas criaturas pegadas como ventosas a La Bola de Cristal los sábados por la mañana, y que le estaba agradecidísima por tanto estímulo. Se alegró, de nuevo. Esto tuvo que pasarle infinidad de veces, que le dijeran: yo estaba al otro lado de la pantalla y sí, ese programa de televisión infantil experimental, que parecimos haber soñado porque nunca volvió a hacerse nada ni remotamente parecido y a cuyos archivos hasta hace poco no tuvimos acceso, donde se nos animaba a apagar la tele si nos estábamos quedando aleladas y se nos trataba como a seres pensantes, donde conocimos a muchos grupos de música que la estaban petando entonces sin diferenciarnos del resto de la población con canciones infantiles que a mí, a cualquier edad, siempre me provocan ganas de abrirme las venas, donde un mar de lava introducía a Alaska cantándonos esas “Vacaciones infernales” que me resuenan siempre en el momento bajonero de agosto y un estribillo rockabilly proclamaba «lo que a mí me gusta en realidad, es es es, es vagabundear», donde una bruja nos contaba riendo que el Mal era el Capital y la Bobinel de los malvados Reyes Catódicos repetía «siempre voy a misa, y nunca me cambio de camisa», sí, Lolo, sí, estábamos al otro lado. Entusiastas dentro de aquella marcianada maravillosa y llena de contenido artístico, crítico, lisérgico, que hoy nadie dejaría que se emitiera para el público infantil. Por su supuesto bien, para colmo.

Qué inspiradora será siempre Lolo Rico: tan audaz, tan libre, tan generosa, tan creativa, tan feminista. Se separó cuando las mujeres no teníamos derecho a hacerlo y emprendió, con siete criaturas, la vida que no pensaba perderse. Cuenta que, mientras la desposeían de tantas cosas, y para celebrar desdramatizando, puso “La Internacional”. La misma Lolo que nos trató como a seres libres y plenos cuando éramos criaturas, nos ha mostrado que con 83 años una sigue siendo una. ¡Ojalá el mundo se parezca más a Lolo Rico!