Andoni LUBAKI
SÁHARA, ENTRE EL OLVIDO Y LA TENACIDAD DE UN PUEBLO (Y IV)

El polisario blinda los Campamentos saharauis

La situación de conflicto y caos en Libia ha provocado que el desierto del Sahara sea una autopista para los yihadistas y el narcotráfico. Más de media docena grupos extremistas luchan por la hegemonía en esta zona inhóspita..

Ahmed Salem conduce su Toyota pick-up entre el campamento de Laaiun y Auserd. «La construcción de la carretera ha aumentado la seguridad. Los que no tienen nada que esconder circulan por el asfalto y los que no quieren ser descubiertos se adentran en el desierto” explica este militar de alto rango.

Los campamentos saharauis se encuentran en una zona tan inhóspita como fácilmente accesible por cualquier lado del desierto del Sahara. Un todoterreno puede atravesar desde el norte de Sudán hasta Tinduf (ciudad cercana a los campamentos gestionados por el Polisario) sin toparse con la Policía. «Sólo hace falta conocer bien el desierto», dice Hasana Chej. Este periodista estuvo presente en el secuestro de los cooperantes que trabajaban en los campamentos acaecido en el 2011. «Todo fue muy rápido y raro. Entonces no había muros alrededor de los campamentos. Pudieron entrar tan fácil como salir. Nos pilló desprevenidos».

«El caos en Libia fue decisivo para la falta de seguridad aquí. Los islamistas que lucharon contra Gadafi, se organizaron para crear grupos. Muchos de esos se financiaron con dinero marroquí», sostiene Hasana Chej. Uno de esos grupos al que hace referencia es el MUYAO (Movimiento para la Unidad de la Yihad en el África Occidental). Su primera acción armada fue precisamente ese rapto.

Varios secuestradores fueron apresados por el Polisario cuando pretendían entrar al Sáhara ocupado por Marruecos desde Mauritania, en la tierra de nadie que separa las dos fronteras y donde el Polisario puede entrar desde su territorio. Así, cuando supo de la fuga de varios saharauis después del rapto, fue uno a uno deteniéndolos y llevándolos a juicio. Expertos analizaron el modus operandi y hay más partes oscuras que claras. Lo que se sabe es que MUYAO surge en el 2011, pocos días antes del linchamiento de Gadafi, y que estuvo compuesto en su principio por saharauis de ambos lados (de la parte ocupada y de los campamentos de refugiados) y antiguos miembros de Al Qaedda en el Magreb Islámico, AQMI por sus siglas. Lo que no muchos pueden explicar es cómo pese a tener armas gracias a la guerra de Libia pudieron operar con tanta eficacia en tan poco tiempo desde su creación. ¿Cogieron dinero de AQMI? ¿Robaron para financiarse? ¿Se financiaron gracias al narcotráfico de hachís y contrabando de tabaco en la zona? ¿Alguien les financió?

Las interrogantes siguen abiertas y las teorías conspirativas se suceden. Lo único cierto es que MUYAO ha tenido varias anexiones y desanexiones en todo este tiempo a grupos afines al islam más rigorista y que operan por la zona. Muchos expertos los sitúan como un elemento desestabilizador en el Azawad tuareg (territorio declarado independiente de facto por el MNLA tuareg en el norte de Mali en el año 2012). Uno de estos grupos al que se unió el MUYAO fue Al Murabitun, para después crear con otros grupos El Estado Islámico en el Gran Sahara. «Tanto unirse y a continuación separarse delata que no tienen ni el apoyo social necesario, ni un liderazgo firme, ni capacidad económica», afirma Ahmed Salem.

Blindar los campamentos

Para evitar otro ataque o rapto yihadista, el Polisario, con la ayuda de Argelia, rodeó los campamentos de un muro de arena infranqueable a cualquier vehículo. Sólo se puede entrar o salir por dos zonas a cada Wilaya (Provincia) gestionada por los saharauis. Los extranjeros necesitan un papel firmado con el número de bastidor y matrícula del coche con el que se van a desplazar y expedido por el Protocolo de cada zona. Sin ese permiso es imposible moverse. Aparte de esto, está prohibido moverse en vehículo (incluso con permiso) a partir de las 18:00; mucho menos salir a cualquier hora de la carretera y desplazarse por el desierto. «Hay anillos de seguridad. Tenemos a varios soldados armados vigilando día y noche alrededor de los campamentos. Reforzamos la seguridad cuando hay visitas de extranjeros que vienen a estar con las familias con los vuelos chárter», explica Ahmed Salem. »Ya hemos neutralizado varios intentos de ataque de gente que se encontraba armada cerca de los campamentos», asegura.

Al parecer, un grupo de hombres armados acampó a unos 40 kilómetros de un campamento (las fuentes consultadas no quieren que se sepa el lugar exacto). Un pastor saharaui que andaba por la zona dio el aviso a una patrulla del Polisario. Nada más comprobar que no eran de los suyos y que iban armados dieron la voz de alarma y se montó un operativo. Al anochecer varios coches del Polisario se acercaron y vieron cómo los hombres armados se disponían a marchar. Después de unos disparos al aire advirtiendo a los yihadistas de que depusieran las armas estos intentaron escapar mientras disparaban a los militares saharauis. El Polisario abrió fuego y abatió a todos ellos.

«Estaban bien entrenados. Uno de ellos disparaba con mucha puntería mientras conducía un Toyota pick-up, y eso es muy difícil de hacer si no sabes cómo», añade Ahmed Salem. Según fuentes militares, los presuntos yihadistas iban a atacar un campamento y llevaban con ellos pertrechos que hacían sospechar que también se dedicaban al tráfico de hachís. «Los yihadistas y los narcotraficantes se confunden en esta zona. Todos sabemos cuál es realmente el país que produce esta droga y sabemos también por los testimonios de los narcotraficantes que hemos detenido que muchos reciben ayuda de los militares marroquíes.

Son estos los que les dejan pasar sin problemas y les facilitan la entrada a territorio liberado a través del muro (Ahmed Salem se refiere al muro militar construido por Marruecos que divide y parte el territorio saharaui en dos; al oeste el controlado por Rabat y al este el controlado por los saharauis). Si llevan hachís está claro de dónde vienen», concluye tajante.

Un saharaui fantasma lidera la yihad

Tras todos estos grupos yihadistas se esconde un hombre: Lehbib Said. Es el supuesto nombre verdadero del gran jeque narco-yihadista de la zona: Walid Saharaui. Un personaje que algunos afirman que no existe y que es la invención de grupos pro-marroquíes que han entretejido la historia de varias personas afines hace tiempo a la causa saharaui y que por un motivo u otro ya no están en esa lucha.

Oficialmente, y según fuentes argelinas de inteligencia, Walid Saharaui es un yihadista de nacionalidad marroquí-española. Nacido en 1973 en el barrio de Casas de Piedra de la ciudad de Laaiun (entonces bajo ocupación colonial española), nunca luchó con el Polisario como afirma mucha prensa internacional. Aunque es cierto que Lehbib Said es de una familia acaudalada de origen saharaui, es falso que haya vivido en el campamento de Laaiun e incluso que haya luchado con el Polisario. Si nos atenemos al año de su nacimiento, 1973, es imposible que entrara en batalla ya que fue en 1991 cuando se firmó el cese el fuego y el Polisario nunca utilizó menores en sus filas.

Gran parte de su familia reside aún en territorio ocupado por Marruecos y son conocidos como grandes mercaderes. Uno de sus antepasados fue el notable líder tribal Hatri Yumani, quien días antes de la Marcha Verde en 1975 rindió pleitesía a Hassan II, convirtiéndose así en un traidor para la causa saharaui de liberación.

Al parecer Lehbib traficó –muchos aseguran que sigue traficando– con hachís desde muy temprana edad. Toda la información referida a su instrucción militar con el Polisario no está clara y en la escuela militar donde supuestamente estudió nadie de su generación lo conoce. Los medios argelinos lo dieron por muerto en 2013, pero varios videos subidos a la red por diversos grupos yihadistas desmienten esta teoría. También hay que destacar que Lehbib cambia de grupo casi cada año y que ha sido expulsado de muchos de ellos, como por ejemplo de AQMI (grupo liderado por el histórico yihadista argelino Mohjtar Ben Mohjtar).«Es saharaui, sí, pero pro-marroquí. Son los propios marroquíes quienes le han puesto el (apellido) saharaui para confundir a la opinión pública internacional», afirma Hassana Chej. Su hipótesis bien puede ser cierta ya que son varios los líderes de grupos yihadistas apellidados «saharaui» que no tienen nada que ver con la causa del Polisario, y que ni siquiera han tenido relación con el pueblo al que su apellido hace referencia. Un claro ejemplo es Omar »el Saharaui», un Mauritano traficante que apareció en el video de la liberación de los miembros de Barcelona Acció Solidaria secuestrados en 2010. Al parecer, una antigua mujer suya es saharaui, pero nada más que eso le une al Polisario.

Lo único claro que se puede sacar de toda esta guerra de propaganda es que no hay parte que no esté salpicada por el problema de la yihad en la zona. Unos porque la tienen que combatir y otros que lo utilizan como acicate contra sus enemigos. Muchos de los lobbies del reino alauita señalaron abiertamente en las redes que los asesinos de las turistas que fueron degolladas eran argelinos de procedencia saharaui (mensaje usual cada vez que Rabat tiene un problema de seguridad) La población saharaui ha sido uno de estos grupos que tiene que luchar contra la peste yihadista y si bien ha tenido percances como lo sucedido con los cooperantes en el año 2011, ha sabido mantenerse como un oasis de paz frente al momento tan críticoque vive todo el norte del Sahel, donde los yihadistas no tienen a nadie que les pare.