Ariane KAMIO
DONOSTIA
Entrevista
ISABEL ALBA RICO
ESCRITORA Y GUIONISTA

«Vivimos en un sistema capitalista que se autodestruye y eso genera una violencia continua»

«La danza del sol» es el título de la última novela firmada por Isabel Alba. Una narración poética que no escatima en crudeza y realismo y que está permanentemente cruzada por la hegemonía capitalista, la xenofobia y la estructura del sistema patriarcal. Una novela introspectiva que se alimenta de los pensamientos de sus protagonistas.

Barrio del Antiguo. Donostia. 11.00 de la mañana. El sol se da permiso para saludar a quienes llevamos bastantes días ahogándonos bajo la lluvia. Isabel Alba Rico (Madrid, 1959) aparece puntual a la cita. –¿Esperamos un poco hasta que llegue el fotógrafo?–. La entrevistada asiente tímida y algo nerviosa, pero sin esperar demasiado ya hace referencia a las noticias que llegan los últimos días desde GARA. –¿Qué tal estáis?–, pregunta. –Preocupados, pero con ganas de seguir trabajando–. Muestra su indignación. –Me siento absolutamente solidaria. Me parece una infamia. Creo además que ahora mismo perder GARA sería perder un medio de expresión importante porque necesitamos diversidad crítica y no puede haber una sola voz, y la suya es una voz importante que no podemos perder–. Se agradece, la verdad.

Llega el fotógrafo. –¿Hacemos unas placas antes de la entrevista?–. Pide a la escritora que se pose contra la pared. –A un lado mejor–. Le molesta el bolso. –¿Serías tan amable de sujetármelo?–. Click. Click. Click. –Haremos alguna más junto al estanque–. Click. Click. Click. –Se acabó. Gracias por tu paciencia–, dice el fotógrafo antes de marcharse.

La cita es en un local del barrio antiguotarra de Donostia. –Dos cafés con leche, por favor–. En ocasiones es difícil encontrar un buen clímax con alguien desconocido antes de iniciar una entrevista, pero Alba Rico se muestra afable en todo momento. Y eso facilita las cosas. Mucho. Es inevitable preguntarle sobre la muerte de su madre, Lolo Rico, recientemente fallecida. Se adelante, sin embargo, la camarera del establecimiento. «Ha sido una pérdida muy grande. Siento como si hubiese perdido la capa que me protegía–, dice. Cogemos sitio en una de las mesas que están libres. El bar está bastante tranquilo. –Pensaba que no habría tanta gente–, se excusa.

Abre la bolsita del azúcar desgranado y vierte una pequeña parte de su contenido sobre el café. Está lista para responder a las preguntas de su último libro, “La danza del sol” (Acantilado). Se trata de una novela poética de gran realismo, localizada en un hotel de la costa mediterránea y cuyos protagonistas son los húespedes que se alojan en él, principalmente, una familia de tres generaciones y los trabajadores del establecimiento. Es una novela corta, pero intensa. Introspectiva, pero abierta al pensamiento global. Tanto que cualquiera –o casi cualquiera– que la lea se sentirá identificado en alguna parte de la narración.

Hay muchas desgracias personales en este libro…

¿Sí? ¿Tú crees?

Creo que sí. No sé si son desgracias. Miserias. Yo misma me he sentido desgraciada leyendo la novela.

Yo creo que ahí hay dos facetas. Por un lado creo que todos tenemos un lado claro y un lado oscuro y que en determinados momentos, en circunstancias hostiles, ese lado oscuro puede salir. Por otra parte estarían esas circunstancias hostiles. Creo que vivimos en un sistema que es el capitalista, que realmente genera continuo malestar. Por un lado la precariedad en la que vivimos, y por otro lado nos genera una serie de deseos que sistemáticamente nos satisfacen. Eso provoca un malestar que sí que puede hacer que salgan los monstruos que llevamos dentro.

¿Malestar o inconformismo con lo que no tenemos?

Yo creo que es malestar. No estar conforme con la realidad puede ser algo positivo, porque te lleva a cambiar las situaciones. Otra cosa es cuando en una situación impuesta que te genera muchísimo malestar y que te sientes impotente ante ella, no sabes cómo salir de ahí. Eso ya no es inconformismo. Creo que ahí lo que se genera es una frustración enorme, una impotencia enorme, y eso puede degenerar en odio.

Los personajes de esta novela, todos llevan una mochila personal.

Todos llevamos una mochila personal. Pero esas mochilas personales no son ajenas a lo colectivo. Existen esas mochilas individuales, esos individuos, pero a la vez hay una relación estrecha entre todos ellos. Como en la realidad, entre todos nosotros, y eso es la colectividad. Es un tema que está en todos mis libros y es muy importante. El hecho de que todo repercute en todos y que nuestras mochilas están de algún modo generadas por un montón de circunstancias que no son solo personales e individuales.

Pero son situaciones que no se comunican. Son pensamientos aislados.

Porque en este libro hay una parte muy importante que es la del silencio. Y eso sí que es una mochila muy importante. Creo que lo que no se dice, porque no se diga, no deja de ejercer su influjo. Es más, su influjo es mayor. Eso en el libro se refleja claramente con el tema de la memoria. Son esas mochilas que arrastramos de nuestros antepasados, de nuestros padres, de nuestros abuelos, que muchas veces las han callado, pero sí repercuten sobre nosotros. Repercuten incluso más de lo que decimos y de lo que sabemos. Tienen una fuerza mayor porque actuamos a ciegas sin saber que nos está empujando esa mochila.

Por eso las guerras y la inmigración están muy presentes.

Las guerras están presentes en dos sentidos. Uno por el hecho de que cuando se rompe la cotidianidad, cuando estamos en estado de excepción, es muy fácil que surjan los monstruos, que surja nuestra parte negativa. También puede surgir la otra, la positiva, la heroica, pero es muy fácil que surja esa parte negativa. Y el silencio del trauma también está muy presente. Todas las personas que fueron incapaces de comunicar lo que les había sucedido porque era tan traumático que callaron.

Cuando se generan los monstruos es inevitable hablar del odio.

Sí, y el odio de hecho fue el punto de partida del libro. Por una cuestión muy cotidiana. En un momento en el que yo me sentía mal, impotente por una serie de circunstancias, me sentía llena de odio pero no sabía cómo canalizarlo. En un momento sentí que era capaz de agredir a alguien que no me había hecho nada.

   En este libro se repiten ese tipo de situaciones.

Cualquiera en un momento determinado y en determinadas circunstancias puede estallar en una dirección equivocada. En ese sentido está muy presente la xenofobia, lo fácil que es ir a por quien es más frágil. Cuando te sientes mal, impotente con unas circunstancias, necesitas buscar un culpable concreto. Y normalmente es el culpable más fácil. Hay dos temas en el libro: el de la xenofobia, y el de las agresiones sexuales contra mujeres, que también somos una parte muy débil en la cadena.

 

Hay una relación entre padres e hijos en diferentes generaciones, relaciones llenas de frustraciones en muchos casos.

Esa colectividad de la que te hablaba tiene su núcleo principal en la familia y desde allí se va extendiendo. Están muy presentes la familia y los deseos frustrados, y también creo que tiene mucho que ver con nuestra situación económica crítica actual. El capitalismo nos hace sentir que siempre vamos a ir a mejor, que el bienestar va a ser mayor, muchas familias se sacrificaron para que sus hijos fueran más allá de lo que habían ido ellos, que tuvieran carreras, casa en propiedad, para que vivieran mejor…

…vivir mejor con más dinero, ¿quiere decir?

Efectivamente. Vivir mejor en el sentido de tener más dinero, que es lo que nos está vendiendo el capitalismo. Pero con lo que se han encontrado es con que sus hijos viven mucho peor, y viven en la precariedad. Y esas generaciones que se prepararon para vivir económicamente mejor, se sienten muy mal, porque estaban preparadas para vivir mejor y se han encontrado de pronto con una realidad que no era la esperada. Eso se ve en varios personajes.

Introduce en la novela un ataque yihadista. ¿Cree que vivimos en un mundo que se autodestruye?

Más bien vivimos en un sistema capitalista que en efecto se autodestruye. Eso genera una violencia continua. La violencia va desde la violencia intrafamiliar hasta un ataque yihadista.

Quiere decir que tiene diferentes vertientes.

Sí, es como una espiral de violencia, que en realidad está toda relacionada. Son violencias que van generando más violencias. Se crea una espiral donde no puedes separar unas violencias de las otras.

Creo que el libro no deja apenas esperanza.

¿Crees que no deja esperanza?

Para mí no. ¿Usted qué cree?

Pues yo pienso que sí. Hay personajes que dejan esperanza. Si no genero esperanza me preocupo, porque utilizo la escritura como una herramienta para el cambio, no solamente es contar una historia o reflejar una realidad o recuperar memoria, si no también una herramienta de cambio. Dentro de la adversidad, creo que hay personajes que toman opciones que generan esperanza, se van al lado claro digamos.

La medicación está muy presente en el libro. Los Orfidales vuelan.

(Risas). Ahí está la tendencia de medicalizar a mujeres y niños en cuanto se sienten mal. Sin profundizar por qué te sientes mal, vuelan porque en nuestra sanidad vuelan, y vuelan habitualmente para mujeres y niños. En el caso de las mujeres que vivimos situaciones en el patriarcado de violencia cotidiana y de falta de igualdad, eso te genera mucho malestar, y ese malestar se medicaliza, en lugar de profundizar y resolver esas situaciones.

El machismo es otro de los temas que planea a lo largo de todo el relato.

El machismo junto con la xenofobia son los dos pilares del capitalismo en estos momentos, son los dos pilares sobre los que se sostiene. Y de hecho se está viendo en el auge de la extrema derecha, que son los dos temas centrales. En todos mis libros las mujeres estamos muy presentes. Yo empiezo a escribir y los personajes femeninos terminan imponiéndose sobre los masculinos y nuestras situaciones de desigualdad y de injusticia siempre se imponen. Es normal. Soy mujer. Y soy feminista. Veo las cosas desde mi perspectiva.

¿Ve con preocupación la actualidad política?

Sí. Con muchísima preocupación. Creo que tendríamos que ser muy conscientes de que realmente la situación es muy preocupante para poder revertirla. En la novela están muy presentes las condiciones que pueden llevarnos a ese auge de la extrema derecha cada vez mayor en Europa. Pienso que para muchos de los personajes del libro su opción política en un momento determinado podría ser la extrema derecha. Creo que la historia es cíclica, viene a repetirse, y como no tenemos memoria, es más fácil que lo repitamos. Podemos repetir muchas cosas por falta de memoria histórica.