Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

El vértigo como combustible vital

Al final de la 91ª gala de los Óscar (desconcertante por el tono insípido elegido por la Academia), pocas certezas llegaban a mi cerebro. Solo una: los premios cinematográficos más mediáticos del mundo confirmaron que ahora mismo son rehenes de la dictadura de lo políticamente correcto. Por miedo a hacer(se) daño, nos quedamos sin presentador, y sin humor valiente, y sin una línea editorial fuerte en los galardones.

Ganó “Green Book”, y acabaron de repartirse el pastel, de mala manera, la valentía autoral de Alfonso Cuarón (“Roma”) y el gancho taquillero de la Marvel (“Black Panther”) y Queen (“Bohemian Rhapsody”). Pobre balance para la noche en que la «meca» del cine premiaba la excelencia en su propia cosecha.

Tocó contentarse, pues, con los rayos de luz entre los nubarrones, que los hubo. En la categoría de Animación, por ejemplo, se impuso la revolucionaria “Spider-Man: Un nuevo universo” de la factoría “Lord Miller”... y en la de Mejor Documental (ahí iba), se nos cortó la respiración con la ganadora, “Free Solo”. La nueva película de Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi (maestros montañeros que ya dieron que hablar en su anterior trabajo, la espectacular “Meru: odisea en el Himalaya”, disponible en Netflix) se reveló como una cinta tanto o más trepidante que cualquier superhero movie.

La historia de base proporcionó a los directores un potente punto de partida, y además, estos supieron corresponder con una de las filmaciones más arriesgadas que seguramente se hayan llevado jamás a cabo. Para entendernos, el documental (que podremos ver en el canal de National Geographic a partir del 3 de marzo) sigue a Alex Honnold, uno de los alpinistas más experimentados del mundo, el cual está decidido a escalar, sin ayuda de ningún instrumento, la inexpugnable pared rocosa de El Capitán, en Yosemite.

Como suena y como se ve: a pelo. El resultado es hora y media de savage cinema a la enésima potencia. A nivel humano, la dupla de directores vuelve a bucear en la motivación autodestructiva de la obsesión como motor de realización personal (por no decir egoísta)... y en el vértigo (o su más rotunda negación) como única filosofía de vida. El resto se explica con esas mágicas y angustiosas décimas de segundo en que el corazón para de latir con solo bajar la mirada hacia un abismo que parece infinito. En este momento, las cámaras de altísima definición de Chin & Chai Vasarhelyi se cuelgan junto a su protagonista, invitándonos a compartir una locura que, milagro, nos ayuda a ver el mundo con los ojos de ese chaval que aún no conoce el peligro.

En una etapa vital mucho más crepuscular (aunque para nada menos vitalista) encontramos a Ruth Bader Ginsburg, protagonista de otro documental nominado al Óscar. “RBG”, disponible en Filmin, es un sentido repaso a la vida, obra y milagros de una de las juezas más emblemáticas del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América. Una propuesta ideal para rebajar las pulsaciones, pero también para adquirir conciencia de las conquistas y deberes en materia civil de nuestra civilizada sociedad. Puro vértigo humanista.