Anjel Ordoñez
Periodista
JO PUNTUA

Arzalluz

El cerebro tiende a suavizar los recuerdos, trata de proteger nuestra memoria de las experiencias que en su día nos causaron desazón, pesadumbre o, directamente, indignación y cólera desatada. No siempre lo consigue, claro está. Pero lo intenta para ayudarnos a seguir adelante, a soltar lastres que nos impiden avanzar.

Guardo un buen recuerdo de Xabier Arzalluz. El que fuera férreo líder jeltzale durante largos años falleció la semana pasada a los 86 años. Su muerte, cualquier muerte, nos conmueve, pero en este caso también nos ayuda a echar la vista atrás, nos invita a hacer un esfuerzo para recordar quién fue Xabier Arzalluz en el contexto histórico reciente, cuál ha sido su papel en el proceso inacabado de construcción de Euskal Herria como nación y, como consecuencia lógica, en qué hito de ese camino nos hallamos.

Comprenderán que no pretenda analizar en profundidad su dilatada y compleja trayectoria política en esta columna. La comodidad de los lugares comunes habla de pragmatismo, visión de Estado, oratoria vehemente, entrega a la Compañía primero y al Partido después, o de una innata capacidad para manejarse en la polémica y sacar provecho. Quizá fuera todo eso, pero también fue mucho más: un animal político en permanente proceso de evolución y revisión, al que la historia juzgará, por supuesto, mucho mejor que quien firma la pieza.

La desaparición de Arzalluz, se quiera o no, también invita a la comparación. Garaikoetxea o Ibarretxe surgen en ese contexto, pero también lo hacen Ardanza o Urkullu. Todos cabezas visibles de un partido cuya tradición fía su supervivencia al difícil arte del equilibrio en la pugna intestina. Batzoki a Batzoki. Y no les va mal, hay que reconocerlo. Pero, de nuevo, la historia deberá dictar sentencia con una seria acusación sobre la mesa: anteponer por sistema los intereses del partido garantiza su supervivencia y, si se quiere, la del nacionalismo vasco, pero dilata hasta el infinito el desarrollo de Euskal Herria como nación independiente.

Termino. Algunos han aprovechado las exequias para pasar al difunto facturas atrasadas cargadas de inquina cavernaria. ¿Se puede ser más infame?