Jon ORMAZABAL
FINAL PAREJAS 2019

Txapelas de acero

El acero es un material crítico y su resistencia, plasticidad y versatilidad llegaron a cambiar el signo de la historia. Bien lo saben en Zaratamo, con la industria del cinturón industrial de Bilbo, y en Bergara, con sus Altos Hornos. Desde ayer, estas localidades presumen de txapelas de acero, las logradas en lo que un día fueron las minas de San Luis.

ELEZKANO-REZUSTA 22

IRRIBARRIA-ZABALETA 19


«Constancia», la clave de esta final del Parejas la dio el propio Iker Irribarria el jueves en la sala de prensa del Bizkaia, cuando se le pidió que resumiera las virtudes de sus rivales en la previa. No pudo el de Arama estar tan certero ayer en la cancha del frontón de Miribilla y por ahí se les fueron a los favoritos buena parte de sus opciones de hacerse con el título, porque como tan bien habían pronosticado, «pegar no iba a ser suficiente».

Y no lo fue, básicamente, porque la aleación que el de Zaratamo y el Bergara han conseguido en el silencio de sus horas y horas de entrenamiento, fue capaz de resistir ante una de las combinaciones más potentes que se recuerdan en la historia de la mano profesional.

Un primer tanto largo y peloteado, en el que a Iker Irribarria le pudo la impaciencia y perdió con una volea bajo chapa, y un larguísimo zurdazo de Rezusta que fue a morir en pared izquierda fueron un claro mensaje por parte de la pareja roja de que su actuación no tendría nada que ver con la de hace doce meses en el mismo escenario.

Con el depósito de la confianza a tope a partir de la ausencia de problemas en su zurda y habiendo podido entrenar a su antojo, el zaguero de Bergara demostró que es uno de los pocos capaz de aguantar a un buen Zabaleta y, desde ese punto, enseguida se hicieron con una renta en el marcador que, por mucho que los azules equilibraran en los abrazos a 10 y a 16, les permitió cambiar el guión de final del que se había hablado en prácticamente todos los análisis previos a la gran final.

Desde la abrupta marcha de Martínez de Irujo y el lento, pero inevitable declive de Aimar Olaizola, los zagueros han recuperado la importancia de antaño y ahí no es que Rezusta lograra dominar, pero sí que fue capaz de equilibrar el poder de sus rivales en ese dos contra uno que han empleado constantemente Irribarria-Zabaleta.

Danel, en el momento justo

Así las cosas, la primera parte de la final fue de esas de pico y pala, con pocas florituras en los cuadros alegres, pero con la opción de gozar con los dos zagueros; con la elegancia de Zabaleta y la machacona insistencia de un Beñat Rezusta que parecía capaz de seguir peloteando con una sola mano todo el tiempo que fuera menester.

Y en este tipo de partido, con pocas opciones de lucimiento para los delanteros, también mostraron los a la postre campeones contar con nervios de acero o, cuando menos, estar más acostumbrados a este tipo de duelos de brega, en el que la paciencia y saber elegir el momento justo en el que entrar al remate marca las diferencias.

Con unas estadísticas generales bastante equilibradas, Irribarria hizo más pero también perdió más, esa fue la principal diferencia entre el goieritarra, al que, sin los huecos de otras tardes, le pudo la impaciencia, y un Danel Elezkano que, tras una primera parte bastante gris pero con plena implicación, acertó en el momento de reclamar su protagonismo.

Tras el 16-16, las txapelas parecían preguntar a Rezusta si aguantaría el bombardeo para decidir qué dirección tomar, momento en el que el vizcaino dio un paso adelante y encontró en el txoko un filón con el que lograr que las lanas, durmieran, o lo que fuera, en Dima.

Elezkano se estrena, Rezusta se viste el maillot de la regularidad

Las empresas parecen haberse olvidado de ese premio con el que, al más estilo baloncestístico, anunciaron premiarían al MVP de la final. Será que estamos en época de ciclismo en nuestras carreteras y de ahí que nos atrevemos a dar a Beñat Rezusta, que seguro desde hoy animará a su buen amigo Mikel Aristi en la Itzulia, un premio que en su caso bien podría ser el maillot de la regularidad.

Y es que lo que verdaderamente se recuerda en el tiempo es el palmarés, en el que el zaguero de Bergara suma su segundo entorchado, con el que alcanza a un amplio ramillete de manistas entre los que se encuentran Rubén Beloki, Martinikorena, Asier Olaizola, Bengoetxea IV, Martínez de Eulate, Onaindia, Urcelay II y su ayer rival José Javier Zabaleta. Pero además, Rezusta lo ha conseguido confirmando su condición de zaguero más regular de la actualidad, al haber jugado las últimas cuatro finales de la especialidad, un hecho que no se había producido desde hace 25 años, por parte de Fernando Arretxe. Julián Retegi lo hizo un poco antes y solo Antton Maiz, con sus seis finales consecutivas, mejora este registro.

Por su parte, Danel Elezkano consiguió estrenar su palmarés de Primera a los casi siete años de su debut, precisamente en el mismo Bizkaia que lo vio debutar, en ese caso con la camiseta de Asegarce, empresa que abandonó en 2016 en busca de unas oportunidades que se le negaban. La apuesta no le pudo salir mejor, con dos finales del Parejas y un título en los dos últimos años. Y en el Manomanista que se presenta mañana en el Guggenheim partirá como cabeza de serie tras ser semifinalista el año pasado.J.O.