Jon Odriozola
Periodista
JO PUNTUA

El perro de Pavlov

Que como se sabe al oír el tañido de una campanilla activaba sus jugos salivares mostrando apetito. Era lo que el gran fisiólogo ruso-soviético Ivan Pavlov llamó «reflejos condicionados» basados en el mecanismo «estímulo-respuesta» que jamás aplicó o extrapoló al género humano.

En 1922 Spengler con su publicitado “La decadencia de Occidente” aplica a la Historia una forma biológica: en cada cultura se produce un ciclo semejante: nacimiento, desarrollo, vejez y muerte. Y en cada cultura colocará Spengler la idea hegeliana de «espíritu». De este modo, cada cultura tiene algo que la diferencia de las demás y ese algo es su propia «alma» y un propio destino común. Ya acabada la II Guerra Mundial, otro promocionado historiador, A. Toynbee, explica la supervivencia de las civilizaciones por medio de un esquema que llama «desafío-respuesta»: si la respuesta carece de fuerza frente a un osado desafío, una civilización desaparece.

Es el viejo «conductismo» (behaviorismo), esto es, provocar reacciones en las masas a las que previamente se las ha inyectado un mensaje granítico con una aguja hipodérmica desde el poder y sus aparatos ideológicos. De un tiempo a esta parte y derrotado el «peligro comunista», la consigna imperialista no cambia: hay que tener acojonado al mundo permanentemente: cambio climático, yihadismo, etc. Y hacer sonar la campanilla para estimular nuestras defensas en forma de racismo, xenofobia, etc. O, a ras carpetovetónico, atizar el peligro de Vox, formación ultramontana que quiere devolvernos al franquismo eliminando las libertades, léase democracia y Estado de Derecho, Constitución, «que todos nos hemos dado». El peligro es Vox.

No negamos, por supuesto, el carácter pedestre e impresentable de esta cuadrilla de fascistas, muy ignorantes por lo demás, que harían suyo a Spengler y Toynbee, que ni les sonarán, pero nos creemos en la obligación de tocar a rebato sobre el enésimo intento de dulcificar este podrido régimen frente a la construcción falaz de un enemigo líquido. Lo mismo digo en otros casos.