En Donostia hubo algún enganchón entre quienes protestaban por el mítin del Kursaal del mediodía y varios de los ultras de Abascal que incitaban con saludos nazis. El cordón que puso la Ertzaintza falló pese a que la dotación policial resultó muy numerosa. Acabaron a porrazos. En Bilbo la cosa fue a mayores. Varios centenares de personas esperaban al acto del líder de Vox y las cargas policiales arrancaron antes de que llegara el de Amurrio.

Abascal, desde el primer momento, mostró un tono provocador. Prometió en Donostia partidos de la selección española para Anoeta y desfiles militares de las Fuerzas Armadas. Y, a la vista de los altercados que hubo a la salida del Kursaal, el paladín de la extrema derecha española exigió que «esta tarde en Bilbao se disuelva por la fuerza a los proetarras y que se garantice la integridad de nuestros militante». Le escucharon.

Los incidentes de Bilbo se tradujeron en carreras por las calles aledañas al Euskalduna, el sitio que había elegido Vox para su mítin. La gira ha sido fugaz, pero sin escatimar en gastos. No obtuvo gran apoyo. En Iruñea hace unos meses juntó más de mil simpatizantes, pero en Donostia se atascó en los 300.

La Ertzaintza disparó pelotas y los antifascistas lanzaron piedras, botellas y bengalas. También cruzaron algún contenedor. Se supo de cinco personas detenidas y al menos a tres de ellos se les imputan desórdenes. En Donostia, por su parte, se notificaron cinco identificaciones por delitos menores.

Una vez terminado el mitin, volvieron los disturbios a la capital de Bizkaia. Se cortaron calles y se cruzaron contenedores. Incluso hubo que detener el servicio de tranvía. Abascal llamó «rabiosos» a los que le plantaron cara y el alcalde de Bilbo «condenó» lo sucedido.