Raimundo Fitero
DE REOJO

Conversión

Las entidades bancarias que mejores cuentas de resultados presentan cada trimestre están cerrando sucursales de manera espectacular. Y despidiendo a trabajadores. Es decir, lo normal, lo adecuado, lo que manda el manual del buen banquero y que consiste en aplicar las recetas del capitalismo salvaje de manera constante y con aureola. Pero como son muy tradicionales y piensan que lo mejor es cerrar y vender a una barbería o restaurante premoderno de franquicia, no mirarán a Japón, donde los banqueros, con la misma formación técnica a base de inhumanidad engominada, tienen una alternativa bastante más popular: convertirlas en vinotecas o guarderías, entre otras posibilidades. 

Estamos asistiendo a una batalla entre los dos gigantes universales de la economía y la tecnología del futuro y nunca sabemos dónde se coloca la industria, la ingeniería, el consumo masivo de Japón, que fue un imperio militar y que marcó tendencia junto a Corea en el uso de las nuevas tecnologías y su popularización. China tiene muchas alternativas para contrarrestar al paranoico Trump. Y de asustarle de verdad para llevarle a la reconversión de sus amenazas. De momento ha declarado una tregua contra Huawei, porque habían caído las bolsas. 

Pero hay mucho más porque resulta ser que el noventa por cierto de la producción de las denominadas «tierras raras» que son diecisiete elementos químicos y minerales fundamentales para la fabricación de los teléfonos actuales, las turbinas eólicas o las baterías de los autos eléctricos y mucho más, es de China, y EEUU le compra el ochenta por ciento de sus necesidades. O sea, si se ponen muy estrafalarios los trumpistas descerebrados tendrán que paralizar o reconvertir sus programas, porque no tienen minas abiertas y la que pueden reabrir está participada por capital chino.