Beñat ZALDUA

El PSC y Colau maniobran para impedir a ERC hacerse con Barcelona

Maragall se impuso a Colau por unos 5.000 votos, pero el PSC ya ha advertido a ERC que no corra tanto y ha ofrecido a los Comuns hacer de puente con Valls para mantener la Alcaldía.

No es cualquier plaza, es Barcelona. Es poderosa y tiene poder, decía Peret. Nada tiene que ver el peso de Barcelona en Catalunya con el de Bilbo en Euskal Herria o el de Madrid en España. La relación de amor y odio entre una metrópoli europea y un país rural que nunca se ha fiado de ella pero siempre la ha admirado es una constante en la historia catalana. Hay cuatro opciones para que la capital elija a su próximo alcalde: tres de ellas conducen a la plaza Sant Jaume a ERC por primera vez en ocho décadas. Su último alcalde fue Hilari Salvadó; exiliado en 1939. La otra vía podría revalidar en el cargo a Ada Colau. El precio a pagar es otra cosa. Veamos.

La primera opción pasa por que no haya acuerdos de ningún tipo y el candidato de ERC, Ernest Maragall, haga valer su diferencia de menos de 5.000 votos respecto a Colau para ser elegido alcalde pese a contar apenas con 10 concejales de 41.

La segunda opción, a la que el propio Maragall apeló ayer, pasa por explorar un acuerdo entre ERC, los Comuns de Colau y Elsa Artadi, que ejercerá de líder de los cinco concejales de JxCat en el Ayuntamiento, dado el encarcelamiento del cabeza de lista, Joaquim Forn. «Un acuerdo de investidura con un alto contenido progresista, social y con un alto contenido de la lucha por las libertades, por la libertad de los presos políticos, el regreso de los exiliados y la celebración de un referéndum», defendió ayer el propio Maragall, que hoy se reúne con Colau y con Artadi.

La tercera opción pasa por un acuerdo de centroizquierda que, obviando el proceso soberanista y la represión presente y futura contra el independentismo, sume a Esquerra, Barcelona en Comú (la plataforma de Colau) y el PSC, que logró 8 concejales (dos menos que Maragall y Colau). Es, de hecho, la propuesta de la actual alcaldesa, que trata de asegurarse un lugar central desde el cual poder repartir juego. Pero ni ERC ni PSC están por la labor. No todavía.

De hecho, la cuarta opción es la abanderada por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, que frenó la euforia electoral de Esquerra al recordar algo que ayer también subrayó Joseba Asiron en Iruñea y que nadie debería olvidar en ningún lugar: nada está escrito hasta que las corporaciones municipales se conformen el próximo 15 de junio. «Aconsejo a todos que no corran», advirtió Iceta el lunes por la mañana, antes de prometer que harán «todo lo posible para que Barcelona no tenga un gobierno independentista».

Operación Manuel Valls

La maniobra del PSC pasa por pactar un gobierno municipal de 18 concejales con Colau e ir a buscar los tres votos que les faltan para la investidura entre los seis concejales de la candidatura de Manuel Valls, apadrinada por Ciudadanos. La operación ya está en marcha: el ex primer ministro francés ha empezado a hacerse el ofendido con Albert Rivera por su predisposición a pactar con Vox en Madrid –como si no lo hubiese hecho ya en Andalucía– y podría romper con Ciudadanos junto a los también concejales de su grupo Celestino Corbacho (ex del PSC) y Eva Parera (ex de Unió).

Colau, que basó su campaña en atacar a Maragall por haber formado parte del establishment de la ciudad durante años, no se cerró ayer en banda a la posibilidad de mantener la Alcaldía con el PSC y con tres tránsfugas de la candidatura apadrinada por Ciudadanos. El serial promete alargarse hasta el mismo 15 de junio.

Vuelco en el mapa municipal

Los resultados del pasado domingo muestran un importante vuelco en el mapa municipal de Catalunya, donde ERC se erigió por primera vez en cuatro décadas en la principal fuerza en los ayuntamientos, con casi 800.000 votos y más de 3.100 concejales. Los republicanos se hicieron con plazas inéditas como Barcelona o Lleida y se impusieron en el cómputo global al PSC, que recuperó fuerza en los habituales feudos del Baix Llobregat. En este sentido, y dada la caída del espacio de los Comunes, los resultados electorales reflejaron cierta vuelta a la normalidad de antaño, solo que con ERC en el lugar que entonces ocupaba CiU.

Ese espacio aguantó el tirón en el territorio con 2.800 concejales, pero en número de votos apenas superó los 500.000. Es prácticamente la mitad de las papeletas conseguidas por Puigdemont en la urna contigua de las elecciones europeas, lo que da una muestra de la escasa tracción del espacio postconvergente más allá de la figura del president exiliado.B. Z.