Mikel ZUBIMENDI
EMERGENCIA CLIMÁTICA

EXXON PREDIJO EN 1982 EL NIVEL DE LAS EMISIONES DE CO2 DE 2019

Las emisiones de CO2 han batido el récord: 415ppm (partes por millón), el mayor nivel en el último millón de años. Quizá nadie lo vio venir, parecía impredecible. Pero no para todos. Los científicos que trabajaban para Exxon clavaron esa predicción hace 37 años.

Las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono tienen dos orígenes, natural y antropogénico. Pero desde que los humanos comenzaron a utilizar la atmósfera como vertedero de CO2, los récords se baten a diario. Recientemente el gas del cambio climático ha marcado uno nunca visto en la historia de la humanidad. La estación de Mauna Loa (Hawaii), centro de referencia mundial, acaba de establecer una escalofriante nueva marca: 415,39ppm (partes por millón) de CO2. Un registro que no solo es el mayor nivel desde que la estación lo mide desde 1958, sino que es algo nunca visto en más de un millón de años. Un récord que debería obligarnos a hacer una pausa para pensar y actuar sobre el inquietante experimento planetario en el que estamos inmersos.

Pero estamos en manos de sociópatas. No puede decirse otra cosa tras conocerse la noticia de que ya en 1982 el gigante petrolero Exxon, la segunda mayor compañía del mundo por valor en Bolsa y la tercera por facturación, predijo este siniestro récord. El portal InsideClimate News, ganador del premio Pullitzer de 2015 al periodismo de investigación, ha tenido acceso a documentos internos de la compañía de EEUU que demuestran que sus científicos habían realizados sólidas investigaciones al respecto mientras sembraban la duda en público sobre la existencia del cambio climático.

Crimen contra la humanidad

37 años más tarde, con la temperatura global un grado más alta y los niveles de CO2 alcanzando los 415ppm, la predicción que hizo Exxon en sus documentos internos se ha demostrado certera. Con ello, queda claro que las multinacionales de los hidrocarburos han rastreado la ciencia del cambio climático durante décadas, que no siempre han dudado de la misma, que financiaron y realizaron sus propias investigaciones mucho antes de que empezaran a construir una poderosa narrativa contra ella.

Con el ejército de punteros científicos que contrató, Exxon quería hacer ciencia rigurosa para entender un fenómeno que amenazaba su negocio y creía también que así la compañía adquiriría una voz autorizada en las políticas a implementar en el futuro. Pero en su intento por preservar un negocio al que en 1982 ya veía un crecimiento exponencial y capacidad para explotar nuevas reservas mediante el entonces inaccesible gas esquisto, Exxon engañó al público y a sus accionistas sobre el «peor escenario climático», que hoy es realidad. Un crimen contra la humanidad por el que sus ejecutivos están siendo demandados en EEUU.

Los informes internos de Exxon alertaban hace 37 años de que el aumento de las emisiones de CO2 aceleraría el efecto invernadero que «calentaría la superficie terrestre causando cambios en el clima que afectarían a las temperaturas oceánicas y atmosféricas, los patrones de lluvia, la humedad del suelo y que, potencialmente, en los próximos siglos derretiría los casquetes polares». Esa predicción ya está aquí en forma de violentas olas de calor, aumento de los niveles del mar, colapso de los ecosistemas y una gran extinción en masa que podría llevarse por delante a más de un millón de especies, un 13% de todas las existentes.

Y eso, aun siendo trágico, no es lo más descorazonador. El dióxido de carbono se queda en la atmósfera durante siglos. El mal está hecho y condena a las próximas generaciones. Pero hay esperanza, sostener un planeta habitable es posible. Solo falta liberarlo de los sociópatas que lo dominan.