Ion SALGADO
ANÁLISIS DE PÉREZ OROZCO

Avanzar hacia una economía vertebrada por el «buen convivir»

Pérez Orozco realizó ayer un análisis feminista de la economía en el Parlamento de Gasteiz. La economista denunció las desigualdades existentes en el trabajo remunerado y no remunerado, y apostó por avanzar hacia un modelo vertebrado por el «buen convivir».

La realidad socioeconómica se divide en dos. Existen los trabajos remunerados, conocidos como trabajos de mercado y marcados por la masculinización de ciertos sectores, y los trabajos no remunerados, en los que se recogen, por ejemplo, los cuidados, desempeñados mayoritariamente por mujeres. El gráfico presentado ayer por la economista Amaia Pérez Orozco ante los parlamentarios presentes en la Comisión de Empleo, Políticas Sociales y Juventud de la Cámara de Gasteiz evidencia la desigualdad vigente en el ámbito laboral, ya sea doméstico o de mercado, y echa por tierra algunas de las fórmulas empleadas por las instituciones públicas para corregir esta situación.

Se han implementado medidas dirigidas a fomentar la igualdad de género en el mundo laboral, pensando que dicha igualdad se reflejaría en el ámbito privado, una hipótesis que, tal como censuró Pérez Orozco, no se ha dado. Es más, se han revelado ciertos límites, como son la precarización del empleo y la «transferencia» de los cuidados a otras mujeres, fundamentalmente a mujeres mayores. «Se han conformado lo que llamamos cadenas globales de cuidados», señaló antes de hablar de «la mercantilización de la vida doméstica y de la vida íntima».

«Cada vez más cosas que se hacían en el hogar tendemos a comprarlas en el mercado, desde la ropa y la alimentación a los servicios domésticos y la atención a personas en situación de dependencia», explicó. Y apuntó que esta nueva realidad ha dado pie a un aumento de la desigualdad social y ha abierto un nuevo nicho de mercado a unas empresas privadas que tratan de incrementar sus beneficios precarizando las condiciones laborales u ofreciendo «servicios de calidad radicalmente desigual» en función de lo que pueda pagar el usuario.

«Conflicto capital-vida»

A su juicio, la sociedad se encuentra ante una dicotomía, ante la necesidad de resolver el «conflicto del capital-vida». «El Estado no tiene capacidad de resolver el conflicto, aunque sí de modularlo, y tenemos que ser conscientes de que en última instancia las instituciones públicas tienden a salir en defensa de los procesos de acumulación a costa de los procesos de la vida», aseveró antes de insistir en que se deben dar cambios sistémicos porque «los trabajos masculinos se sostienen sobre trabajos invisibilizados realizados por mujeres».

«Por eso decimos que la igualdad en este sistema no es factible. Podemos apostar por ella, pero vamos a encontrar límites infranqueables. Podemos conseguir ciertas mejoras, pero tenemos que atacar las raíces estructurales de un sistema que es insostenible, porque el sostenimiento de la vida no es la prioridad, y que es injusto, porque se sostiene sobre la desigualdad de género cruzada con otros ejes de privilegio y opresión, de clase social, estatus migratorio y racialización», añadió Pérez Orozco, que apuesta por «avanzar hacia una economía donde el cuidado del buen convivir de las personas sea eje vertebrador».

La economista aportó algunas claves para alcanzar esa meta. Propuso, por ejemplo, diseñar una Encuesta de Población Activa «no androcéntrica», que incluya un módulo sobre usos del tiempo, algo que serviría para tener datos cuantitativos referidos al trabajo no remunerado.

Reclamó una fiscalidad progresiva que permita financiar la Ley de Dependencia y abogó por modificar los pliegos del servicio de ayuda a domicilio para abrir la puerta a cooperativas formadas por las propias trabajadoras. También reclamó una reducción de la jornada laboral y cambios en la educación. «Tenemos que atacar por distintos flancos», manifestó.