Mark BARNÉS

LOS SANTOS TAMBIÉN SE VAN DE MARCHA

LOS CONCIERTOS DEL POLIDEPORTIVO DE MENDIZORROTZA SE INICIARON LA NOCHE DEL MARTES CON LA TRADICIONAL SESIÓN DEDICADA AL GÓSPEL DE LA MANO DEL CUARTETO VOCAL MÁS LEGENDARIO DEL GÉNERO: THE GOLDEN GATE QUARTET.

Fundados oficialmente en 1934 por cuatro estudiantes de Norfolk (Virginia) y originalmente denominados The Golden Gate Jubilee Quartet –ellos aseguran que eligieron su nombre mucho antes de que se bautizara de tal manera al puente de San Francisco–, su alineación actual la componen Frank Davis (primer tenor), Michael Robinson (segundo tenor), Paul Bremby (barítono) y Terry Fancis (bajo), que estuvieron escudados por una sección rítmica formada por Daniel Pines (piano), Joël Rocher (bajo eléctrico y dirección musical) y Pascal Riou (batería).

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El concierto, desarrollado en dos pases con una pausa intermedia, estuvo basado en un repertorio que combinaba grandes éxitos del género con composiciones propias, gran parte de las cuales están presentes en su última grabación discográfica, “Music Is???” (Cristal Groupe, 2019). Las primeras cuatro piezas fueron interpretadas a cappella, si bien la banda estaba presente en el escenario desde el inicio del concierto.

Nada más finalizar el segundo tema, “Nobody Knows the Trouble I’ve Seen”, el barítono Paul Bremby, que también ejercía la labor de presentador del evento, pidió a los asistentes que no se entretuviesen con sus teléfonos móviles, puesto que la atención debía estar concentrada en lo que sucedía sobre el escenario. Ocurrió exactamente lo mismo tras el quinto tema de la noche, “Down By the Riverside”, por lo que Bremby tuvo que insistir en su toque de atención, pidiendo al respetable que no tuviera que realizar la misma petición por tercera vez en un tono bastante poco “espiritual”.

A pesar de la tensión generada por este motivo, el concierto continuó en Mendizorrotza con normalidad interpretando una serie de piezas en las que los solistas iban alternándose. Sonaron, entre otras, “The End of the Journey” (Davis), Let Us Cheer the Weary Traveler (Francis) o “Working on the Building” (Bremby), con la que consiguieron poner al público en pie. El primer pase se cerró con el archiconocido “When the Saints Go Marching In”.

La segunda parte del concierto incluyó piezas como “Rock My Soul”, “Didn’t It Rain”, “Jesus He Loves You”, “Blind Barnabus”, “Only Believe”, el celebérrimo “Go Down Moses”, “Joshua Fit the Battle of Jericho” y “The Crucifixion/He Never Said a Mumbling Word”, para finalizar el concierto con un Bremby guitarra en mano ante un público totalmente entregado, en pie y dando palmas (un tanto a destiempo, por cierto), y rematar una festiva noche con el himno “Oh Happy Day”, como no podía ser de otra manera.