Alvaro Reizabal
Abogado
JOPUNTUA

Eficacia en la gestión

La investidura de Sánchez se va complicando y, si no hay sorpresas de última hora, puede que la cosa se demore hasta setiembre, o, incluso, que se convoquen nuevas elecciones, que perfectamente podrían dar como resultado un panorama muy similar al actual, que hace imposible el acuerdo entre partidos para alcanzar la gobernabilidad. Todo el mundo admite que es un fracaso colectivo de la clase política y que la situación preocupa en Europa y puede llegar a ser perjudicial para la marcha de la economía. En definitiva, un ejemplo de ineficacia en la gestión de lo público.

En otras instancias en cambio, estamos viendo ejemplos de todo lo contrario: acuerdos a la primera y constitución de los gobiernos con toda celeridad. Me refiero a los ayuntamientos, y especialmente a aquellos que, al poco de constituirse, convocaron plenos extraordinarios y urgentes con un único punto en el orden del día: la subida de sueldos del alcalde y los concejales. Ningún debate, ninguna discrepancia ideológica, acuerdos por unanimidad: se suben todos los sueldos, el del alcalde y los concejales, tanto del equipo de gobierno como de la oposición. En esto, todos de acuerdo.

Y no son uno o dos. Baste decir que el 28% de los alcaldes de grandes ciudades del Estado lo ha hecho en el primer mes de mandato. Hay casos verdaderamente llamativos, como el de A Coruña. El anterior alcalde, que era de Marea se bajó el sueldo de 65.000 a 40.000 euros, y ahora ha llegado la nueva regidora, a la sazón del PSOE, y se lo ha subido hasta los 69.000 euros, un 72,5% más que su antecesor, que, sin duda, le parece un canelo. Claro que existe una razón irrefutable para tomar esta decisión: que la alcaldesa no gane menos que el regidor de Vigo, que encima ni es capital de provincia. Además, la culpa de que el aumento porcentualmente sea tan grande la tiene el alcalde anterior por haberse bajado sus emolumentos. Hay algunas honrosas excepciones que han acordado ganar menos que la anterior corporación, pero la mayoría evidencian su desmedido afán de servirse de lo público.