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Treinta centros concentran la innovación a escala mundial

Treinta centros de desarrollo tecnológico, la gran mayoría ubicados en cinco estados (EEUU, China, Japón, Alemania y Corea del Sur), concentran la capacidad de innovación a nivel mundial y son los que más colaboran para sacar adelante inventos, como se refleja en los registros de patentes y las publicaciones científicas. No obstante, esos focos también se caracterizan por una alta tasa de colaboración entre investigadores que residen en distintos países.

«La actividad innovadora es cada vez más transnacional y basada en la colaboración, aunque se origine en pequeños centros localizados en un limitado número de países», afirma la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en un informe difundido esta semana.

De los diez focos urbanos de innovación que identifica la publicación, tres corresponden a Estados Unidos: San José (en la zona metropolitana de San Francisco, donde se localiza Silicon Valley, el mayor de todos), Nueva York y Boston. Fuera de EEUU sobresalen Tokio, Fráncfort, Shanghai y Pekín, mientras que Londres y París son los más destacados en el informe fuera de los cinco países con más núcleos tecnológicos.

El director de la OMPI, Francis Gurry, explicó que los centros tecnológicos han pasado a ser «extremadamente importantes» para la innovación por la concentración de colaboradores altamente cualificados y la densidad de actividades de investigación y desarrollo que allí se realizan, «lo que refuerza las buenas ideas y permite aprovechar las oportunidades». Señaló que la concentración geográfica de la innovación se refleja en el hecho de que los 30 mayores centros de innovación tecnológica suman el 69% de las patentes y el 48% de la actividad científica en el periodo 2015-2017.

Al mismo tiempo, se ha constatado que «la innovación se ha convertido en un fenómeno en el que prima la colaboración». Si a principios del siglo XXI el 64% de las publicaciones científicas eran obra de equipos (y no de un solo investigador) y el 54% de patentes se debía a grupos de inventores, hace dos años esos porcentajes habían aumentado al 88% y 68%, respectivamente.

Además, las colaboraciones científicas en las que participan dos o más investigadores que viven en distintos países creció del 15% en 1998 al 26% en 2017.

En cuanto a las patentes, se alcanzó un 11% en 2009, pero Gurry reconoció que desde entonces la colaboración internacional no ha progresado en este área. Pero podría deberse a que la cooperación nacional ha aumentado fuertemente.

Señales de aislamiento

Tras repasar la importancia de la colaboración nacional e internacional para la innovación, el director de la OMPI alertó sobre las señales que van en sentido contrario y revelan una tendencia al aislamiento.

La primera que apuntó es la caída sostenida de las inversiones extranjeras directas desde hace tres años, así como el aumento de las acciones proteccionistas a nivel mundial, y la revisión de algunos planes de adquisición y fusión de empresas, «con el argumento de que afecta a una infraestructura vital o a la seguridad (nacional)».

Por otro lado, un aspecto poco alentador de la concentración de los centros de innovación en zonas específicas de algunos países es que genera desigualdades con respecto a otras regiones del mismo estado.

«Uno de los desafíos más importantes que tienen los responsables políticos es atender a las diferencias que se han ido creando en los últimos veinte años, en términos de salarios, trabajos altamente cualificados y oportunidades en general que se ofrecen en las áreas donde hay núcleos tecnológicos con respecto al resto del país», advirtió el economista jefe de la OMPI, Carsten Fink.