El Reino de Bélgica no es como el de España. Los dos tienen reyes eméritos con acusaciones de ser padres adúlteros que no reconocen su paternidad. Pero en Bélgica, el rey Alberto II –que abdicó en favor de su hijo Felipe en 2013– fue obligado a dar una muestra de su saliva, a realizar un test de ADN con «urgencia» dada su avanzada edad (actualmente tiene 85 años).

La Justicia rechazó los recursos de Alberto II y le planteó la disyuntiva de test de ADN obligatorio o multa inmediata, dando la razón a Delphine Boël, una escultora de 51 años que dice ser hija de una relación secreta que tuvo su madre con el monarca.

Resultado próximo

Convertida la historia en un culebrón y con la opinión pública favorable a obligarle a hacer el test, Alberto II no tuvo más remedio que dar su saliva, aunque ahora que está próximo el resultado, intenta que la Justicia no se pronuncie de inmediato aunque sea positivo.

En cualquier caso, Delphine Boël no podrá recibir dinero del Estado, ni entrar en el orden de sucesión u ocupar ninguna función oficial. Podrá, eso sí, recibir una parte de la herencia de su padre, que, según diversos medios de comunicación dispondría de más de 1.000 millones de euros.