Piel nazi
Tras muchos años de ver y escuchar en todos los campos de todas las ligas cánticos fascistas, pancartas nazis, insultos homófobos, xenofobia multiplicada y racismo estructural, va y por primera vez en la historia se suspende un partido de fútbol porque una parte de una grada de un campo de fútbol le llama nazi a un nazi. Así de sencillo. Y no es un campo cualquiera, es el del Rayo Vallecano donde existe un grupo llamado Bucaneros que se destaca por ser indolente con el neoliberalismo, tendente a ser izquierdosos y obrerista, que se identifica con un barrio peleón, Vallecas, que está siendo intoxicado por toda la gentrificación y los fondos buitres.
Parece una confirmación de la derechización global en la que vivimos. Un nazi es aquel que es nazi, aplaude los iconos nazis, se retrata con fondos de nazis y no se esconde si no es para firmar un contrato, por lo tanto, no es un insulto, es una constatación y lo que hay que determinar es si no se puede decir a los nazis que son nazis, aunque es cierto, le decían algo malo, «puto nazi». La fina piel nazi. Pero de común acuerdo entre los dos equipos contendientes, con la autoridad temporal del árbitro que decretó la suspensión y con la conformidad de la Liga, la Federación y los cuerpos de seguridad, según nos contaron, se aplazó la segunda parte.
Sorprende que en los medios se aplauda esta circunstancia, que se diga que ya era hora, y posiblemente sí, hacía falta algo de esta índole, ¿pero justo porque llaman nazi a un nazi? Llamar puto vasco a un vasco, maricón a un catalán, mono a un jugador de origen africano, ¿no es motivo de suspensión? Si se ha abierto una nueva época, no acaba ningún partido en Primera División porque hasta desean la muerte de algún jugador, a no ser que solamente se entienda que se puede suspender cuando se llama fascista a un fascista. Vox influye sobre la piel nazi.
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