Amaia U. LASAGABASTER

Sindicatos y patronal hacen realidad el convenio femenino

Tras muchos años de espera y después de 16 meses de negociaciones y aplazamientos, el convenio del fútbol femenino ya es una realidad. Sindicatos y patronal estamparon ayer su firma –hoy se hará de forma pública– en un documento histórico, que recoge buena parte de los derechos por los que han peleado las futbolistas.

Con retraso sobre el horario previsto y en un escenario diferente al que se había anunciado porque en esta historia no se ha dado un solo paso en línea recta y a la primera pero ayer, por fin, sindicatos y patronal se dieron la mano. Sin matices ni nuevos plazos. El convenio colectivo del fútbol femenino ya es una realidad, aunque la puesta de largo se realizará hoy con tanta pompa y boato que hasta se ha elegido el Congreso de los Diputados de Madrid como decorado.

La ocasión lo merece porque se trata de un hecho histórico. Las futbolistas de Primera, profesionales en exigencia pero amateurs en los papeles –y así lo seguirán siendo, en realidad, hasta que no se sustituya la obsoleta Ley del Deporte de 1990–, ya tienen un documento al que aferrarse para hacer valer los derechos por los que han peleado durante tantos años.

El texto pactado el pasado diciembre recoge las dos principales reivindicaciones de las jugadoras, la línea roja a la que tanto le costó llegar a la patronal y que, de hecho, acabó provocando la primera huelga en la historia del fútbol femenino en el Estado: el sueldo y la parcialidad mínimas, que se sitúan en 16.000 euros y una jornada mínima del 75%, con lo que ninguna futbolista percibirá menos de 12.000 euros. Casi un 40% por ciento de las jugadoras de Primera están ahora por debajo. Los matices afectan a las jugadoras con un sueldo superior pero una parcialidad inferior, que experimentarán aumentos lineales, y la buena noticia es que el acuerdo es retroactivo: se aplica a toda a la temporada, así que el retraso que ha ido acumulando la firma no afectará al reconocimiento de los derechos de las deportistas.

Entre los numerosos puntos y cláusulas del convenio, otro de los más perseguidos por los sindicatos –AFE, ampliamente mayoritario, Futbolistas ON y UGT– ha sido el de la inclusión de las jugadoras de los filiales en el mismo. Finalmente se les aplicará a partir de la 12ª convocatoria y el décimo encuentro en el que hayan participado con el primer equipo. Dentro del apartado económico, también destacan las retribuciones por baja o incapacidad, los pluses por antigüedad o los porcentajes en traspasos y cesiones.

En otro plano, no menos importante, se incluyen los protocolos de acoso y embarazo, en los que se especifica, por ejempo, que las futbolistas que terminen contrato y se queden embarazadas, podrán renovar por una temporada en las mismas condiciones. También se regulan jornada o vacaciones. Las futbolistas tendrán derecho a 30 días naturales de vacacaciones, al menos 21 de ellos seguidos, con excepciones que deberán acordarse entre las partes para las jugadoras que disputen torneos con sus selecciones. También en, como mínimo, un día y medio seguidos libres por semana. En la misma línea, se establece el tiempo máximo de las concentraciones, en las que se incluyen los desplazamientos, de la misma forma que los actos institucionales o publicitarios de los clubes pasan a contabilizar dentro de la jornada.

Todo ello se incluye en un convenio sectorial –y prorrogable año a año en los mismos términos– y que, por lo tanto, deberán aplicar tanto los trece clubes de Primera que pertenecen a la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, como los tres restantes (Athletic, Barcelona, Tacón). Aunque estos, al menos los dos primeros, ya cumplían los requisitos con anterioridad.

16 meses

El acuerdo llega tras muchos años de espera y 16 meses de negociaciones y aplazamiento.

Fue en octubre de 2018, con retraso por el desencuentro entre sindicatos, cuando se sentaron por primera vez representantes de jugadoras y clubes. «No va a ser cosa de un cuarto de hora», decía entonces en GARA el presidente de la ACFF Rubén Alcaine, aunque se mostraba confiado en una resolución pronta y satisfactoria «porque ya cumplimos prácticamente el 90% de lo que se nos pide».

Nada más lejos de la realidad. Paralelas, y en gran medida dependientes, a la negociación por los derechos de televisión y los planteamientos de la «nueva» Federación Española, las conversaciones se dilataron.

En noviembre pasado, las futbolistas, hartas, fueron a la huelga, parando la Liga y acelerando el proceso. Tanto que un mes después llegó el acuerdo. Y una fecha para la firma, el 15 de enero. Pero tampoco entonces se hizo porque a los clubes no les cuadraban las cuentas.

Una nueva oferta de Mediapro, que ha convencido a la mayoría de ellos, permitía la semana pasada que llegará el ansiado sí. El convenio era una realidad aunque el panorama general del fútbol femenino, con buena parte de los clubes y la RFEF muy distanciada, sigue sin aclararse. Pero esa es otra historia.