Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Ídolos

Maradona conoció, por fin, a su idolatrado «Trinche» Carlovich, mientras en Ghana triunfa un tal Adebayor, no de Togo sino de Níger.

«Yo tenía pasión por la pelota y por las mujeres, y todo no se puede tener… ¡O la luna o el sol!», se lamentaba, quién sabe si hasta justificándose, ‘Bambino’ Veira, héroe sesentero de la mítica delantera de ‘Los carasucias’ en el San Lorenzo de Almagro argentino... hasta su detención en los ochenta acusado de violar a un menor de edad. A lo largo y ancho de la historia ha habido futbolistas triunfadores, galardonados, millonarios fuera la época que fuera, prestigiosos, reverenciados... Los hay ídolos ya imperecederos como Pelé, Di Stéfano, Messi, los hay que se quedaron a medio camino de sentarse a su diestra o hasta superarles pero no terminaron de decidirse entre la luna y el sol, como el irreverante beatle George Best o ‘La Alegría del Pueblo’ Garrincha. Y también los hay capaces de seducir de tal manera a quienes oyeron hablar de ellos y su legado que no ha hecho falta siquiera verles para declararles amor sincero y verdadero.

En 1993, Diego Armando Maradona se enfundó la camiseta ‘leprosa’ de Newell’s. Cuando los periodistas de turno le inquieron sobre si el mejor jugador del mundo pisaba por fin Rosario, ‘El Pelusa’, lejos de mostrarse arrogante, contestó: «El mejor está acá desde hace tiempo, es Carlovich». Han transcurrido 27 años desde entonces, y este día de San Valentín, el ídolo y el idolatrado se vieron las caras y saludaron por primera vez en sus vidas, reitándose fidelidad eterna. Y para que no quedara duda, Maradona le estampó la firma en una remera de Central Córdoba, que rezaba: «Para el Trinche, que fue mejor que yo».

Tomás ‘El Trinche’ Carlovich, natural de Rosario, cuna del Ché Guevara, Fito Páez, Roberto ‘El Negro’ Fontanarrosa, César Menotti, Marcelo Bielsa o Leo Messi, el jugador al que los focos ni la plata consiguieron sacar nunca del humilde barrio donde fue feliz. «¿Qué es llegar lejos? Yo jugué igual en un potrero que con 50.000 personas, hice lo que quise», resumió su singular trayectoria vital acunando a la pelota como se merecía, cosida a su zurda, garabateando sobre el pasto aquel ‘doble caño’ que nunca patentó por ser Patrimonio de la Humanidad, como él. Le hacía un caño al rival, desandaba la jugada y le volvía a hacer otro. Caño de ida y vuelta.

El jugador que nunca se quiso entregar a la vida profesional, que prefirió hacer lo que le gustaba en categorías menores, que cuando jugaba en Mendoza, dice su alargada leyenda, en medio de un partido se fue del estadio y se subió vestido de corto al micro que pasaba por la ruta cercana a la cancha para volver a su Rosario natal. Bohemio, libre, un verso suelto, amateur, nunca inmortalizado –apenas cuatro partidos en la Primera argentina solo dieron para las únicas imágenes de él sobre la cancha, en la película ‘‘Se acabó el curro’’ (1983), de Carlos Galettini–. Vive en la memoria, pasando de generación en generación, gracias a la tradición oral. Fue, cuentan, el que podía ser y no fue. El genio que solo quería jugar y que tras driblar a medio equipo contrario decidía si la empujaba a la red o no. «¿Para qué servía ya meterlo? Ya era gol», replicaba. Que logró, pese a los pesares, que se acuñara aquel eslogan de «Hoy juega ‘El Trinche’», y si decidía que ese día no aparecía, la gente, literalmente, se iba. Hasta cuentan que una vez fue expulsado y el trencilla de turno tuvo que readmitirlo a petición de la grada. Allá se fue hace unos días, a sus 73 años, a saludar a Diego Maradona, que rendía visita a la cancha de Rosario Central en el banquillo de Gimnasia y Esgrima, antepenúltimo en la tabla. Y dos de las personas que mejor trataron una pelota en la historia, cerraron el círculo.

Noruegos que golean

Cierra también su trayectoria profesional, o eso parece, el togolés Enmanuel Adebayor, aclamado por un millar de hinchas en su rúbrica con el Olimpia paraguayo. No obstante, a miles de kilómetros, tantos como los que separan el Cono Sur americano del África central, despunta otro Adebayor, de nombre Victorien, natural de Níger, y que la está rompiendo en la Liga de Ghana con goles maradonianos que se hacen virales. El chaval, de 23 años, al que canteras como las del Mónaco o Lorient rechazaron hace tres o cuatro años, es pichichi con 10 goles en 9 partidos, y hasta en el principal club del país, el Asante Koto, sus hinchas han puesto dinero para ficharlo. Según el portal Transfermarket, su valor es de 150.000 dólares. Poco para lo que hace con la pelota. Suena ya para ligas europeas, pero de momento sigue cosechando goles y premios: nombrado por cuarta vez jugador del partido, con cada galardón recibe un móvil y una maquinilla de afeitar eléctrica.

Jugador del mes de enero en Alemania –pese a haber jugado solo 59 minutos en total– ha sido nombrado Erling Haaland y lo festejó anotando y sumando su novena diana en Bundesliga. Y no es el único noruego que sobresale por su olfato. En la Super Liga turca, un compatriota, Alexander Sørloth, marcha máximo goleador con 17 tantos en 21 partidos vistiendo la camiseta del nuevo líder, el Trabzonspor.

También hay cambios en lo alto de la tabla en la Serie A, después de que la lanzada Lazio, con otro gol del Bota de Oro momentáneo Ciro Inmobile, derrotara 2-1 al Inter y le arrebatara la segunda plaza, a un punto de la Juventus a la que, a sus 35 años, regresó seis meses después, tras su lesión de ligamento cruzado, Il capitano Giorgio Chiellini.

El Liverpool sigue de récords

La vida sigue igual en Inglaterra, salvo para el sancionado City de Pep Guardiola, y con el Liverpool a lo suyo, 0-1, convirtiéndose en el primer equipo matemáticamente clasificado para la fase de grupos de la Champions League 2020-21. Es la primera vez que un equipo accede a la fase de grupos con 7 meses de antelación, merced a sus números de récord: suma 76 puntos (más que nadie en historia Premier a estas alturas), saca 25 puntos al segundo clasificado (más que nunca) y lleva 43 partidos sin perder (roza al ‘Arsenal Invencible’ de Arsène Wenger, con 49).

Destacado marcha también en la liga búlgara el Ludogorets, así que la atención en esta jornada la acaparó el clásico derbi de Sofía entre el Levski y el CSKA, donde los ultras locales, que recibieron brazo en alto la visita amistosa de algunos seguidores del Espanyol de Barcelona, además de mostrar enseñas ‘anti-antifa’, contra el anarquismo o el Ché, recaudaron dinero que luego entregaron al capitán del equipo, dadas las penurias económicas que atraviesa el club.

Cerca de allí, en la la Liga húngara, el que lidera la tabla es otro histórico, el Ferencvaros, en cuyo banquillo se sienta como segundo el ex de Lezama Unai Melgosa. Otro vizcaino exleón, el delantero Igor Angulo, sigue a sus 36 años haciendo goles en la Ekstraklasa polaca. Suma ya 10, sigue siendo un ídolo en el Gornik Zabrze, pero parece tener los días contados si el club no le renueva al alza, y su futuro quizá apunte al fútbol turco.

Rockeros que nunca mueren, como el argentino Daniel Osvaldo, ex de Espanyol, Roma, Juve... que a sus 34 años ha redebutado 4 después de cambiar el balón por el rock. Se estrenó con Banfield jugando en casa de River y la grada local le recordó su paso por Boca... «Me chupan un huevo», respondió. Ídolo.