Floren Aoiz
@elomendia
JOPUNTUA

Impunidad borbónica en pleno siglo XXI

Mientras muchos y muchos miles de personas agitábamos cacerolas y sartenes en balcones y ventanas, el sucesor del sucesor de Franco mostraba una vez más su desprecio a la ciudadanía. Palabrería pomposa y vacía, sin asumir responsabilidad alguna tras conocerse la enésima maquinación borbónica para hacer pasar dinero de unos bolsillos a otros, toda una especialidad en esa familia.

Llueve sobre empapado para mucha gente, pero esta vez la indignación ha llegado a otros sectores, sobre todo en los pueblos con movimientos soberanistas fuertes, pero también en otros territorios.

Es evidente que el enfado se ha acrecentado en medio de un confinamiento vivido con ansiedad y preocupación ante la irresponsable gestión de gran parte de los gobernantes. No podemos salir de casa, pero sí es posible agolparse en el transporte público o en numerosos centros de trabajo y las medidas anunciadas a bombo y platillo miran más a las empresas que a garantizar de un modo más justo los cuidados y la atención a la gente más necesitada.

Todo aderezado con más españolismo y el Ejército en las calles y recurriendo a un discurso belicista en el que parece que se han limitado a sustituir a ETA o al yihadismo por el coronavirus, siempre a la búsqueda de un enemigo en relación al cual justificarlo todo.

La excusa esgrimida para no investigar los chanchullos de Juan Carlos Borbón es su inviolabilidad según la legalidad española vigente. Atroz comprobar, en pleno siglo XXI, el blindaje de los beneficiarios de un diezmo multimillonario. Nos hablan de igualdad ante la ley, pero hay quien accede a los test del coronavirus y quien no y hay quien tiene que pagar cada mes una hipoteca sangrante y quien se enriquece suciamente pero no tiene responsabilidad alguna por ello.

Los Borbones son inviolables, esto es, están por encima de toda ley. Nos mean y ya ni siquiera se molestan en decir que llueve.