Igor FERNANDEZ
Sicólogo
SICOLOGÍA PARA UNA CRISIS

Ansiedad, depresión ¿o ninguna de las dos?

Kaixo Igor. Nada más abrir la puerta de casa y salir a la calle, se nota que el ambiente está como enrarecido. ¿Crees que es una apreciación subjetiva, personal mía, o es algo real? Además, ya sabemos que en una situación como esta es normal que tengamos un punto como de ansiedad, pero ¿cuándo puede tener el peligro de pasar a convertirse en un algo más, en una depresión?

Juan José.

La diferencia fundamental entre la ansiedad y la depresión es que la ansiedad es una señal de la anticipación de una amenaza, y nos activamos para afrontarla. La depresión surge ante la sensación de pérdida irreparable. La ansiedad se incrementa también cuando la acción para atajar esa amenaza no da resultados o, simplemente, no somos capaces de llevarla a cabo.

Entonces se empieza a atisbar la sensación de incapacidad; normalmente en ese punto incrementamos los esfuerzos, intensificamos y/o las repetimos lo que venimos haciendo.

Si aún así no podemos manejar la situación, el cansancio empieza a hacer mella y la sensación de pérdida aparece.

En esta situación, todos hemos perdido algo que dábamos por hecho hace apenas unas semanas, como es nuestra libertad de movimiento o de elección y, en cierto modo, todos estamos haciendo un pequeño duelo por esa pérdida, aunque sea momentánea.

Esto es lógico que genere tristeza, pero la depresión en clínica tiene unos síntomas más allá de la tristeza, como es la dilución de quien yo soy: «No volveré a ser el mismo, o no puedo sobrevivir con esto».

La indefensión es otro aspecto que caracteriza la depresión: la sensación de depender de lo perdido, y de no poder hacer nada por recuperarlo, de forma que esa pérdida desestabiliza todo mi mundo, anulando mi capacidad de seguir adelante.

En esta situación tan peculiar, la ansiedad nos activa, a veces más allá de lo que podemos realmente ejecutar, pero la depresión nos encierra, más allá de lo que hemos perdido realmente.

Las personas que habitualmente no vivimos en la depresión ahora podremos llegar a estar tristes, pero no indefensos; realmente, la ansiedad no tiene por qué convertirse en depresión, aunque sí en cansancio y tristeza.