Igor FERNANDEZ
Sicólogo
SICOLOGÍA PARA UNA CRISIS

Confiar o acusar de azul

Hola Igor. He visto estos días en las redes una campaña para que los niños que tienen trastornos del comportamiento salgan a la calle con un brazalete azul...

¿En tu opinión, no crees que, en realidad, esto añade una estigmatización más a la que ya tienen?

Jon Martin (Urretxu).

En el fondo, Jon, mi opinión no es más que eso, opinión. Lo importante es saber el efecto de una medida así y para qué se trata de tomar. Se trata de una señal que lo que pide es empatía, pero no la empatía general, que afortunadamente es más que abundante, sino de aquellas personas que se han investido del papel de “carcelero”, desde sus balcones, o detrás de un visillo.

Hay un famoso experimento en psicología de la Universidad de Standford (1971) sobre cómo actuaba un grupo de estudiantes a los que se les daba el rol de policías en una cárcel ficticia. Trataban de investigar cómo asumían los sujetos las atribuciones supuestas del rol de policía o de preso, lo que podía explicar los abusos en las cárceles.

Sin entrar en más detalles, tuvieron que suspender el experimento por lo severamente que los estudiantes-policía ejercían su rol.

Quiero decir con esto que, para algunas personas, ante la situación de indefensión y de pérdida de poder, convertirse en “vigilante” es una salida primitiva de su tensión, a través de la agresión a los que ellos ven como imprudentes, irresponsables, o simplemente envidiables.

¿Cómo pedir a esa gente la empatía? ¿Cómo evitar que nos señalemos entre nosotros? ¿Que confiemos?

¿A quién creen que denuncian?

Quien grita a un niño desde el balcón no ve ni a ese niño ni mucho menos el efecto de sus actos en un niño autista, por ejemplo, solo su propia frustración.

Discúlpame, Jon, por desviar el foco de los niños a los “agresores” pero, como adultos, tenemos que entender qué pasa en ellos y, como haríamos si se tratara de un abusón en el colegio, buscar otras rutas para poder hacer ese paseo que a nuestro hijo le es imprescindible dada su condición.

Quien está dispuesto a juzgar, lo hará con pañuelo y sin él. Quien confía en el otro, también.