Miedo a salir
Me ha costado lo mío adaptarme a estar en casa, sin salir nada más que lo justo (una vez a la semana para hacer compras). Y ahora resulta que me da hasta vértigo, una especie de mareo cuando salgo a aplaudir a los sanitarios. No sé si me voy a atrever a salir a la calle, porque me provoca una sensación como de agobio, de miedo... no sé explicarla. ¿Por qué me pasa y qué puedo hacer para evitarlo?
(Miren, de Irun).
Hola, Miren. Es importante saber qué motivación ha guiado nuestras acciones hasta el momento para afrontar esto. Si ha sido el miedo, probablemente muchas de nuestras actividades de estas semanas se han ido tiñendo de esta emoción. Los mensajes han sido insistentes a este respecto, porque la amenaza es real. Sin embargo, el temor último que se ha despertado en nosotros probablemente no sea tanto este virus en particular (con sus tasas concretas de contagios y muertes), sino el mazazo de realidad: la vulnerabilidad de la vida y la falta de control sobre cuándo y cómo ésta se acabará.
Confrontarnos con esa idea es tan necesario como indeseable para protegernos y para disfrutar de la vida en la medida de lo posible, pero la realidad es que, habitualmente, no lo hacemos. Hasta esta situación hemos vivido también ignorando lo múltiples peligros de los que vivimos rodeados, tan globales o más que este (accidentes, enfermedades o catástrofes que, en otros países, se afrontan cotidianamente). En el día a día caminamos de espaldas a los números porque sería completamente inasumible pensar constantemente en la probabilidad de ser nosotros los afectados.
En esta situación, las medidas de restricción precisamente han incidido en esa probabilidad. Nos hemos tenido que asustar para recluirnos, y ese susto tardará tiempo en desaparecer por todo lo que lo hemos alimentado, si bien asumir responsabilidades y vincularse nos irá ayudando.
No eres la única, Miren, que se ha sentido a salvo en casa y que ahora tendrá que enfrentarse a un mundo que, en cierto modo, habrá que crear. Esa es la realidad de nuestros temores: no podemos hacer como que nada ha pasado para salir a la calle, necesitaremos tomarnos también nuestro tiempo, hacerlo a nuestro ritmo, no forzarnos a nada que no queramos y tomar las medidas de seguridad necesarias (conociendo cómo se comporta este virus y cómo no) para empezar a disfrutar de donde no está el peligro. Hay que seguir viviendo, Miren. Siempre adelante y, a ser posible, con alegría por estar vivos.