Asier AIESTARAN
CICLismo

El «boom» de los nuevos rodillos

El confinamiento ha multiplicado el éxito de los rodillos inteligentes que permiten conectarse a internet. Analizamos pros y contras.

El confinamiento para hacer frente a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 se ha traducido en el mundillo ciclista en el “boom” definitivo de los rodillos inteligentes, que conectados a diferentes aplicaciones de internet permiten desarrollar una serie de experiencias impensables hasta hace poco, cuando hacer rodillo era sinónimo de trabajop en soledad y bastante aburrimiento.

Ahora que en teoría se puede volver a montar al aire libre –aunque las restricciones impuestas han creado un gran malestar entre los ciclistas–, parece buen momento para analizar, sobre todo desde el punto de vista del aficionado de a pie, si la moda de estos nuevos rodillos ha venido para quedarse o si pasará al olvido una vez que acabe el encierro forzoso de estas últimas semanas.

Para ello, hemos consultado la opinión de Iván Santurde Urrutia, cicloturista experto que trabaja en la tienda Maestre Bikes de Bilbo –también venden por internet: maestrebikes.com– y quien nos confirma la fiebre por estos aparatos durante las semanas de cuarentena. «Se han agotado. Para los primeros 15 días de confinamiento ya estaba la gente loca buscando rodillos por todos lados». Una locura que relaciona con un momento excepcional.

«Desde el punto de vista de la situación que hemos vivido, con 40 y pico días sin poder salir a la calle, sin duda lo recomendaría. Porque es la manera más divertida de poder hacer bicicleta, el deporte que a ti te gusta. Si tienes internet y te puedes conectar con este tipo de rodillos, puedes quedar con tus amigos y por ejemplo hacer una quedada todos los días a una hora concreta y entrenar con ellos. Como si fuera una videoconferencia. Pones una etapa, quedas con gente de tu nivel… Si el confinamiento se alargara sería muy recomendable. La gente que lo tiene lo que comenta es que es mucho más divertido», explica.

No obstante, la duda está en si continuarán tendiendo tanto éxito en un escenario más normal, en el que se pueda practicar ciclismo sin restricciones. «Otra cosa será cuando se levante el confinamiento, cuando puedas salir a la calle y necesites el rodillo solo para cuando llueva –plantea Santurde–. Entonces ya igual no será tan recomendable. O sí, siempre que el bolsillo te lo permita. Estamos hablando de rodillos que, los de cierta calidad, pueden andar alrededor de los 800 euros».

Precisamente el precio, bastante elevado comparando con los rodillos tradicionales, puede ser uno de los principales hándicaps de este tipo de aparatos. Y Santurde añade que «las plataformas no son gratuitas, tienes que pagar. Igual por comprar el rodillo te dan un mes o dos gratis, pero luego tiene un coste».

Como alternativa más barata, existe la opción de conectar por ejemplo un potenciómetro utilizando tecnología ANT+, la que utilizan los rodillos interactivos. «Sería una opción más económica, pero es verdad que no es lo mismo», reconoce Iván.

Poco ruido y sin desgaste

En el otro lado de la balanza, la inversión tiene sus ventajas, como no deteriorar las cubiertas –se instalan quitando la rueda trasera de la bicicleta– o el hecho de que sean mucho más silenciosas. «El rodillo tradicional es más fácil de montar, pero tiene la desventaja de que deterioras más la bici y las ruedas, que es sobre todo lo que más sufre. Si lo utilizas una vez cada 15 días no, pero si haces una hora todos los días eso supone mucha goma. Y que saca más ruido, que estos días ha podido ser seguro un problema en más de una casa, con las quejas del típico vecino. Los nuevos son más silenciosos».

Además, y en contra de lo que se pudiera pensar, esta nueva tecnología no está pensada solo para bicicletas de alta gama. «Se acoplan a cualquier tipo de bici, incluso una mountain bike. Si tienes una bici de hace diez años en el garaje también se podría acoplar, y también hay adaptadores para casos especiales», aclara Santurde, añadiendo que la instalación tampoco es especialmente complicada.

«Lo que hace el rodillo es simular la rueda trasera. Viene con un cierre especial. Puede haber alguna complicación en el caso de que sea una bicicleta con frenos de disco, que por ejemplo yo he tenido que ir a colocar alguno porque el cierre es diferente, pero hoy en día hay adaptadores para las dos opciones», explica.

Y el rodillo que se compre tampoco obliga a conectarse con una plataforma u otra, son universales: «Cualquier rodillo que tenga tecnología ANT+ se puede conectar a esas plataformas. Luego esa plataforma te cobrará por conectarte. La que más en moda se ha puesto ahora es Zwift, que va ganando terreno en el mercado, y luego está también Bkool, que es la pionera podríamos decir».

Así pues, y en modo de resumen, Iván Santurde opina que efectivamente habrá gente «bastante aburrida ya, porque ha sido algo que ha llegado un poco por obligación, no es que lo hayas descubierto en una situación normal». Pero que a otros «igual les abre un nuevo mundo y les gusta». «Por horarios de trabajo igual les daba pereza hacer rodillo y ahora se han acostumbrado. Ciertos días no puedo salir pero me hago una horita en casa. Puede ser».

Iván Santurde, una eminencia

Aunque la finalidad de este reportaje era analizar los nuevos rodillos inteligentes, la oportunidad de poder charlar con Iván Santurde Urrutia merece también hacer un repaso de la excelsa carrera del castreño en las grandes pruebas cicloturistas de nuestro entorno. Ganador cuatro veces de la Quebrantahuesos, incluida la del año pasado con 49 años, también se ha impuesto en otras citas clave del calendario, como la Irati Xtrem, el Soplao, los Lagos o la Larrau-Larrau, por ejemplo.

«Yo llevo andando en bici desde los 15 años. No he sido profesional, pero he corrido siempre. Ahora tengo 50 y con 49 gané la Quebrantahuesos. Llevaba años sin ir, pero como trabajo en la tienda (Maestre Bikes) una marca de ropa me animó a volver. Decidí ir, con ganas de hacerlo bien evidentemente, pero sin idea de ganar, que me parecía imposible. Pero todo salió tan bien, se me puso todo tan a favor, que al final aproveché. Y sobre todo gracias a Haimar Zubeldia, que si él no quiere yo no gano, está claro», reconoce.

Prepararse casi como un profesional pero sin serlo, una labor que como a otros muchos deportistas no profesionales le ha sido posible «porque me gusta mucho». «Trabajo en la tienda –aunque ahora evidentemente está cerrada–, y tengo el horario libre al mediodía, de 14.00 a 16.00, y ando de 14.00 a 15.30. Hora y media pero todos los días. Todos es todos. Si hace mal tiempo al monte, si hace bueno a la carretera. Llevo 11 años en la tienda y todos los días así, pues imagínate. Eso hace que físicamente estés bien, y no te cuesta tanto. Y entre que los fines de semana vas a alguna marcha, andas un poco más. No es ningún secreto, es dar pedales todos los días».

Tras cerrar su ciclo en la “Quebranta”, parece que definitivamente, adelanta que «ya tendré otras ideas, un poco más tranquilas, sin tanta preparación», aunque deja claro que sigue saliendo todos los días «porque mi objetivo no es ganar nada». «Me gusta estar en forma y lo hago por eso, nada más. Al principio le das más vueltas al tema de la edad, pero luego dejas de pensar en eso y piensas ‘el día que no pueda bajo el pistón y punto’. Hasta donde llegue».A.A.