Agustín GOIKOETXEA
bilbo

Los inmigrantes de la CAV aportan 810 millones más de lo que reciben

El consumo familiar de la población extranjera en la CAV en 2018 aportó a la economía 810 millones de euros más de lo que recibió de la Administración en educación, sanidad y prestaciones, concluye el estudio de Ikuspegi realizado en colaboración con la consultora Cultumetría. Su aportación de 1.525 millones tuvo un impacto del 2,06% en el PIB.

Ikuspegi-Observatorio Vasco de Inmigración sigue profundizando en el impacto de la inmigración en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Si en 2016 se trató de medir su aportación fiscal en el periodo de crisis económica, ahora han analizado la relación entre gasto y contribución económica al PIB en 2018, en el tiempo previo a la situación de excepción generada por el covid-19.

A pesar de que todas las estimaciones se han calculado desde el punto de vista conservador, lo que supone no haber tenido en cuenta la economía sumergida al no considerarla fiable, el estudio demuestra que el dinero dedicado por las Administraciones públicas, cercano a los 715 millones de euros, es inferior a la inyección económica que la población inmigrante realiza a la economía, que cifra en 1.525 millones; un 2,06% del PIB de la CAV.

Entre los gastos que imputan a este sector poblacional, están 32,3 millones de euros en vivienda, 300,4 en prestaciones sociales, 157,6 en sanidad y 224,6 millones de euros en educación.

Los autores del informe destacan que se vuelve a evidenciar el «impacto positivo» que supone la inmigración extranjera en términos económicos. Para Arkaitz Fullaondo, investigador de Ikuspegi, evidencia el «dinamismo económico que generan los extranjeros en la economía vasca y, en el actual contexto, es un dato muy importante, pese a que siempre se pone el foco en lo que perciben cuando incluso esas percepciones son consumo, activación de comercio».

En opinión del sociólogo, esas conclusiones «no les han sorprendido porque es lo que se observa a nivel de todo el planeta y casi siempre dan el mismo resultado: que aportan más de lo que reciben».

«La población vasca de origen extranjero aporta a nuestra comunidad autónoma casi el doble de lo que recibe del erario, superando su contribución a la riqueza el 2% del PIB. Estas cifras rompen los estereotipos sobre un colectivo ni subsidiado ni dependiente del erario», remarcó la viceconsejera de Políticas Sociales, Lide Amilibia, en la presentación.

Fullaondo fue interpelado por si aventura que la crisis económica derivada de la pandemia va a mostrar un comportamiento similar a la de 2008. El investigador afirmó que «la anterior crisis fue muy profunda y muy larga» y en la actual, «las bases para la recuperación van a estar ahí y, aunque vienen tiempos complicados, la balanza a favor de su aportación cambiará, pero la diferencia no será muy grande porque hay un colchón importante, aunque dudo que lo suficiente como para darle la vuelta a esta tendencia».

Menos afiliados

Datos más actuales sobre la población inmigrante fueron los aportados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que constatan una pérdida de 3.118 afiliados extranjeros a la Seguridad Social en abril, en pleno confinamiento, con respecto a marzo, hasta quedarse en los 65.001, lo que supone una caída del 4,58%.

La bajada intermensual se produjo en los tres herrialdes. Así Araba perdió 791 afiliados, un 6,60% de caída; Gipuzkoa, 897, con un descenso del 3,7%; y Bizkaia redujo sus cotizantes en 1.430, un 4,5% menos.

Con respecto a hace un año, la variación ha sido positiva, ya que en abril había 172 afiliados extranjeros más que en el mismo mes de 2019, un 0,27% más. Por territorios, Araba fue la excepción porque perdió 230 inscritos (-2%), mientras que Gipuzkoa ganó 33, un 0,14%, y Bizkaia incrementó en 370 sus afiliados, un 1,23 % más.

Del total de cotizantes extranjeros que había registrados en abril, 41.227 estaban en el régimen general, 11.593 eran autónomos, 10.722 en el del hogar y 1.089 en el sector agrario. La mayoría, 45.371, procedían de países de fuera de la UE, entre los que los marroquíes eran el grupo más importante con 5.980 inscritos. El resto, 19.630, eran de la UE, siendo los rumanos el colectivo más numeroso, con 9.664 afilados.