Izkander FERNANDEZ
NAIZ KONTZERTUAK

LIHER Y EL PODER DE LAS GUITARRAS

LA OCTAVA ENTREGA DE NAIZ KONTZERTUAK RECUPERÓ EL VIEJO LENGUAJE DEL ROCK GRACIAS A LIHER. EL CUARTETO DONOSTIARRA OFRECIÓ UN CONCIERTO CRUDO Y DIRECTO EN EL QUE PLASMÓ SUS PRINCIPALES RASGOS: PASIÓN POR LOS RIFFS PESADOS, CALOR Y ENERGÍA. DOKA KAFE ANTZOKIA PUSO EL ESCENARIO.

Sigue adelante la iniciativa NAIZ Kontzertuak y sigue adelante el tejido que conforma nuestra escena musical. El octavo capítulo, celebrado en Doka Kafe Antzokia de Donostia, tuvo a Liher como protagonista. El combo donostiarra ha firmado uno de los discos más brillantes de lo que va de 2020. “Hemen Herensugeak Daude” es un trabajo complejo, laberíntico y sólido que arroja una madurez y una capacidad creativa sorprendente para tratarse de la tercera obra de estudio del cuarteto.

Su pasión por las guitarras, el riff cortante y pesado y las composiciones cargadas de fuego y sensualidad conforman su ADN musical. Además, Liher, propone un componente narrativo de peso en sus composiciones. Algo que convierte a “Hemen Herensugeak Daude” en una obra conceptual que nace en un riff de guitarra pero que termina en una sobrecogedora y dramática historia.

Liher atacó la oscuridad de la noche de forma directa. “Frappuccino to Take Away” dejó claras varias cosas. No había lugar para el adorno en el escenario de Doka Kafe Antzokia. Solo quedaba espacio para la energía y el sudor, para las emociones y el calor de la garganta de Lide Hernando. “Ezti eta Etsizko Egunak” fue la segunda composición de concierto. Un corte que se presenta con una elegante cortina de guitarras que acaba reventando en la clásica tormenta de riffs dirigida por Iñigo Etxarri.

La noche fue progresando con “Gorri Ilun”, “Larrua eta Iraina”, “Gizarte Likido” y “Beltz Gara”, un bloque que certificó los espacios musicales que Liher ha recorrido prácticamente desde su aparición en nuestra escena.

Y es que es difícil encontrar una composición en la que las incendiarias guitarras de Etxarri no naveguen entre el rock duro y el blues, en la que la voz de Lide Hernando no se balancee entre la calidez del soul, la sensualidad del góspel y la agresión directa y destructiva de la emoción visceral.

La ejecución de “Zulo Bat Gehiago” fue maravillosa. Lide se centró en la voz para dejar las guitarras a Etxarri. Así, el momento se convirtió en una especie de duelo por el equilibrio entre la garganta y el corazón de Lide Hernando y la atmósfera cargada de azufre que entretejía el resto de la banda.

“Thelma y Louise” sirvió para que Liher introdujese una interesante versión de “Call me”, de Blondie. “Oskol Gogorrena” fue uno de los momentos más potentes de una noche cargada de potencia.

Y así, en esa eterna conversación entre Liher y los riffs de guitarra, la noche fue escalando hasta su particular cumbre, la composición “Hemen Herensugeak Daude”, el perfecto resumen de su sonido.

Las diosas y los dioses del trueno pasaron por Donostia en la noche del viernes para certificar que, por suerte, el rock n’ roll sigue matando.