Ramón SOLA
COMPROMISO SOCIAL DESDE LA ELITE DEL FÚTBOL

RUBÉN GARCÍA, ABRIENDO CAMINOS MÁS ALLÁ DEL CÉSPED

Hace campaña contra la homofobia, jugó el 8 de Marzo con las uñas de morado y admite que no entendía el retorno del fútbol en plena pandemia. Rubén García no solo abre caminos al gol para Osasuna sino que no regatea cuestiones sociales. En redes tiene tantos seguidores como otro jugador de su nivel, pero bastantes «haters» más, algo que le entristece pero no le calla.

No es frecuente que a un futbolista le guste tanto o más hablar de homosexualidad o de pandemia que de su deporte. Menos aún que salte al campo con las uñas pintadas de morado, como hizo Rubén García (Xátiva, 1993) con la camiseta de Osasuna el pasado 8 de Marzo. El día siguiente las redes hirvieron: «A los que no les gustó ayer que me pintara las uñas de morado también puedo freírles unos flamenquines», replicó con la sartén en la mano... y dicho y hecho. Queda claro que a Rubén es muy difícil pararlo en el campo, pero también fuera del césped.

Cuando al final algún jugador de la Liga salga del armario, sin duda este talentoso media punta habrá contribuido a tumbar esa barrera invisible. Su apoyo al colectivo LGTBI es constante. Y efectivo, como refleja el mensaje que le envió un joven que acababa de revelar su homosexualidad y que el jugador compartió en las redes calificándolo de «inspirador y valiente»: «Como ‘post-adolescente’ que salió del armario hace dos semanas, me hubiera venido bien crecer en un mundo en que esto estuviera más normalizado (...) Me ha hecho feliz ver a alguien a quien admiro tuitear con tanta naturalidad de un tema tan complejo en la sociedad en general y más en el fútbol. De veras, ojalá más gente como tú en este mundo».

La carta colmó doblemente al futbolista, dado que su implicación social tiene como prioridad a los más jóvenes: «No me gusta dar lecciones ni consejos a nadie –indica a GARA–, pero sí intento mostrarme como soy y sobre todo de cara a los niños, porque sabes que eres su referente. Son esponjas y es importante que cojan las cosas positivas». Sobre la homofobia, insiste: «Es una de las peores cosas que tenemos como sociedad, y si los futbolistas podemos concienciar sobre ello, es bueno que lo hagamos. ¿Qué importa si quien tienes al lado es hombre o mujer? Lo que importa es quererlo».

En una entrevista obligadamente telefónica, puesto que los futbolistas han pasado esta fase final de Liga en una «burbuja» frente al covid-19, el osasunista reconoce que esto tiene sus peajes para un personaje público: «Cuando me pinté las uñas no pensé que fuera a tener tanta repercusión y mucho menos pensé que fuera a haber comentarios malos. Si son ‘haters’ que vienen a buscarte las cosquillas, me gusta entrar al debate, con humor o como sea, yo voy para adelante. Pero sí siento mucha tristeza con comentarios homófobos: que si eres gay, eres maricón, eres una tía... Hay que luchar contra eso. Lo mismo le pasó a Borja Iglesias [jugador del Betis] cuando se pintó las uñas de negro por ‘black lives matter’... Pero siempre hay más mensajes a favor, eso te reconforta, y por suerte creo que también somos más quienes estamos dispuestos a cosas así».

Cambio de perspectiva

En la fase del confinamiento Rubén García estuvo especialmente activo en estas labores solidarias: felicitó el cumpleaños con mensajes personalizados a un millar de txikis (admite que el asunto estuvo a punto de írsele de las manos), mostró su enfado con determinados comportamientos sociales en la desescalada y emprendió una campaña de donación de mascarillas cuando todavía escaseaban.

¿No queda el fútbol en segundo plano en una situación así? El futbolista se sincera de nuevo, sacando la persona que hay debajo del 14 rojillo. Ha tenido una pérdida familiar muy cercana pero elude personalizar: «Todos hemos tenido nuestras cosas. Y ha sido muy difícil, con mucha gente que no ha podido ni despedirse de su familia. Te das cuenta de que no valoramos a las personas que tenemos al lado. Y de que hay que pensar en la sociedad, no solo en cada uno. Cuidar a la gente que conoces, pero también a la que no conoces. Creo que ahora valoramos más tener a nuestra familia cerca, decirles lo que les queremos y les necesitamos. En una sociedad tan tecnológica se había perdido esa cercanía y ahora, al tener que estar forzadamente lejos, lo hemos redescubierto».

El fútbol es el opio del pueblo, se ha dicho muchas veces. ¿Lo ve así Rubén García?: «Esa frase me vino a la mente cuando escuchaba que había que volver como fuera, reactivar la economía... De verdad, me importaba poco. Sé que yo hubiese sido muy damnificado si el fútbol no hubiera vuelto, porque vivo de esto, no tendría el mismo contrato ni la misma repercusión en un año que estaba siendo muy importante para mí... Pero sinceramente todo eso no se me pasaba por la cabeza. Igual suena muy populista, pero lo único que pensaba era que nos estábamos jugando la salud de todos. Esos días le dí vueltas: ¿tan necesario es el fútbol? Aunque luego tengo que reconocer que todo se ha hecho bien y que también es bueno que la gente se ilusione con sus equipos...».

«Privilegiado»

Una de las primeras cosas que hizo el de Xativa al aterrizar en Osasuna fue ir a entrenar con los chicos del equipo de la liga Genuine, ejemplo de cómo la inclusión se está abriendo hueco en los clubes de elite. ¿Significa eso que este deporte es ahora más de izquierdas? «No sé si es cuestión de derechas o izquierdas, pero sí creo que el fútbol se ha dado cuenta de cosas básicas, como que el fútbol femenino merece el mismo respeto que el masculino o que no hay que mirar de forma diferente a alguien por ser funcionalmente distinto –responde–. Tengo la suerte de venir del Levante, que fue pionero en esto, hacíamos muchísimas actividades con ellos... Por suerte, además mi hermano trabaja con personas con diversidad funcional, mis primos también, he heredado esos valores e intento transmitirlos a la gente que tengo al lado».

En un planeta fútbol en que sobresalen dinero o estética, ser «millonario prematuro» es un riesgo, como resumió Bielsa en la filtración de su famosa despedida de los jugadores del Athletic. Rubén García no conoce el famoso audio «aunque me han hablado tan, tan, tan bien de Bielsa...», pero sí subraya que esto «sale siempre en conversaciones con amigos» que no son del fútbol. En su caso, llegó a Primera con 19 años y rememora que «mi madre siempre me decía ‘no ahorras, te compras mucha ropa...’ Y yo le contestaba, ‘bueno, lo primero que he hecho ha sido comprarme un piso por si el fútbol se me acaba pronto, para tener un lugar para vivir’. Es cierto que habrá mil ejemplos de gente que con su primer contrato se ha ido al concesionario a comprarse el mejor coche, pero yo estoy bastante satisfecho de las primeras cosas que hice. Sabiendo siempre que soy un privilegiado gracias al fútbol, porque es lo que más me gusta y vivo de ello. No he tenido la suerte de pequeño de poder darles un capricho a mis padres y que ahora mi padre se pudiera jubilar dos-tres años antes es muy satisfactorio».

En lo futbolístico, tras unos años algo irregulares en Valencia Rubén despuntó en Segunda con Osasuna, decidió quedarse en Iruñea contra pronóstico, y ha completado otra gran campaña de rojillo. Los futbolistas son trotamundos por naturaleza, pero da la sensación de haber hallado su hábitat perfecto: «No sé si es que he tenido mucha suerte, pero en el Levante me encontré un club humilde pero en crecimiento, con ganas de mejorar, superpredispuesto a ideas nuevas igual que soy yo... En Gijón también encontré una ciudad increíble, muy futbolera. Y luego en Osasuna, más allá del tema profesional, en lo personal he encontrado mi estabilidad emocional perfecta. Nada más llegar encontré a la persona que ahora es mi novia, que me ha ayudado a crecer mucho como persona, y encontré una ciudad que siente mucho el fútbol y que sobre todo te agradece el esfuerzo y la constancia como yo no había vivido nunca; para mí eso es muy importante, porque como futbolista a veces estás más acertado y otras menos, pero que te valoren solo por esforzarte y darlo todo te libera mucho. Con ese cúmulo de cosas creo que he encontrado la madurez y por eso he dado mayor rendimiento».

Como detalle de adaptación, empezó a aprender euskara y ha participado junto a otro valenciano del equipo, Nacho Vidal, en uno de los vídeos de ‘Ene kantak’: «Con las clases tengo que reconocer que duré poco. Mi novia es de la Txantrea y me animaba a intentarlo. Y yo escuchaba música en euskara y decía ‘qué bonito’. También me gusta la cultura japonesa y lo encuentro parecido, me llamaba la atención. Así que, como nos dieron la oportunidad, me animé a probar, pero pronto me dí cuenta de que era mejor acabar de aprender inglés primero y luego igual se me hace más fácil el euskara». En cuanto a ‘Garuna bihotza’, «me sorprendí a mí mismo porque me dijeron que no cantaba mal, al contrario que Nacho, que lo hacía fatal –bromea–. Nos lo pasamos muy bien y quedó fenomenal».

PANDEMIA, HOMOFOBIA, INCLUSIÓN Y EUSKARA:

«Lo del opio del pueblo me vino a la cabeza al oír que la Liga debía volver como fuera... ¿es tan necesario el fútbol?»

«La homofobia es de lo peor que tenemos como sociedad, ¿qué importa si quien tienes al lado es hombre o mujer?»

«Con el auge de la liga femenina o con la Genuine creo que el fútbol se ha dado cuenta de algunas cosas básicas»

«Escuchaba música en euskara y decía ‘qué bonito’, aunque tengo que reconocer que en las clases duré poco»